Coronavirus: «La calidad del aire puede prevenir epidemias»

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La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ha celebrado este 2 de junio un nuevo webinar sobre el ‘Impacto de la contaminación ambiental en el Covid-19’. Una temática que, como ha explicado su presidente, Carlos A. Jiménez Ruiz, es doblemente actual: por un lado, por abordar la pandemia del coronavirus y, por otro, por tratar la influencia de los contaminantes en la salud respiratoria. 

Jiménez Ruiz ha sido el moderador junto a Vicente Plaza, director del Comité de Formación y Docencia, en una reunión donde la primera ponente en exponer ha sido Pilar Cebollero, del Complejo Hospitalario de Navarra, para hablar de lo esencial de la contaminación ambiental y la patología respiratoria.

«En 2016 más del 91 por ciento de la población mundial vivía en lugares donde no se respetan las directrices de la Organización Mundial de la Salud sobre calidad de aire. Las muertes prematuras por esta causa ascendían a 4,2 millones en el mundo, el 91 por ciento en países de medianos y bajos ingresos», ha explicado a modo de introducción. Hasta un 18 por ciento de estas muertes eran por EPOC y por infecciones agudas. Hasta en un seis por ciento lo eran por cáncer de pulmón. 

Cebollero ha citado al material particulado, el ozono, el NO2, el SOo el CO como algunos de los principales contaminantes.

En el caso del material particulado, ha señalado que las personas con asma, diabetes y enfermedades crónicas respiratorias y cardiovasculares son especialmente vulnerables a estas partículas, que pueden ser sólidas o líquidas y que pueden mantenerse en suspensión y moverse. «Tiene efectos agudos en la salud pero también efectos crónicos sobre enfermedades respiratorias, pero también alteración del sistema inmune y de la morbilidad cardiovascular», ha explicado. 

En el caso del NO2, en concentraciones por encima de 0.2 ppm causa tos, sibilantes, disnea, broncoespasmo o edema. También ha señalado que la contaminación tiene un gran efecto en el asma: aumenta el riesgo de exacerbaciones y empeoramiento de los síntomas; aumenta la prevalencia: empeora la función pulmonar; y hay un posible aumento de la sensibilización alérgica en la exposición a ozono. 

Isabel Urrutia, neumóloga y coordinadora del Área de Enfermedades Respiratorias de Origen Ocupacional y Medioambiental ha hablado sobre ‘SARS-CoV-2, contaminación y mortalidad’, ha expuesto varios estudios que relacionan la contaminación y el Covid-19. 

Urrutia ha dejado claro que «la calidad del aire puede prevenir epidemias». También la del coronavirus. En su exposición ha nombrado diferentes estudios que se han ido publicando durante la pandemia y que, aunque todavía son resultados preliminares y hacen falta trabajos con mayor evidencia científica, muestran la relación entre la contaminación atmosférica y el Covid-19. Por ejemplo, el de Yaron Ogen a raíz de ver que dos de las áreas «calientes» de NO2 en el norte de Italia y en Madrid eran las que tenían mayor incidencia de casos de coronavirus. 

Otro estudio, este realizado en Estados Unidos, señala la hipótesis de que la exposición a largo plazo a PM2,5 afecta al sistema respiratorio y cardiovascular y puede exacerbar la gravedad del Covid-19 e incrementar el riesgo de muerte en estos pacientes. «Un aumento de solo 1 µg/men PM2,5 se asocia con un incremento de índice de mortalidad», señala. Los datos que se utilizaron pertenecían a 3.000 condados del país.

Por todo, ha señalado que la contaminación ambiental «afecta a la capacidad pulmonar de eliminar el virus» y que «empeora enfermedades crónicas de base que hacen que los individuos sean más susceptibles» al Covid-19.

Por último, Xavi Muñoz, del Hospital Vall d’Hebron, ha hablado sobre la patogenia y mecanismos de lesión pulmonar inducidos por la contaminación en la pandemia del Covid-19.

El experto ha señalado que la expresión de la exposición a contaminantes genera estrés oxidativo tanto en células del aparato respiratorio superior como del aparato respiratorio inferior. Y ese estrés oxidativo facilita que el virus penetre en el interior de las células y se produzca una tormenta citoquímica más potente debido a la contaminación ambiental, tal y como ha resumido Jiménez Ruiz al finalizar la reunión.