La listeria, el mayor peligro de la cocina, mata a 70 personas al año

España es el tercer país de la UE con más casos notificados de la enfermedad que causa la bacteria, muy común y que soporta la falta de oxígeno y temperaturas de congelación.

Cinco pacientes ingresados en hospitales de Liverpool y Mánchester han muerto este verano tras consumir bocadillos de pollo contaminados. El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades persigue desde hace un año el foco de un brote vinculado al salmón ahumado que ya ha causado cinco fallecimientos en el norte de Europa. “De todos los retos a los que nos enfrentamos, este es el más acuciante”, coincidieron investigadores de la industria el pasado viernes en el curso de la primera edición del foro Barcelona Seguridad Alimentaria.

No muy conocida para el gran público —provoca un goteo constante de casos más que grandes brotes—, la Listeria monocytogenes se ha consolidado en la última década como el mayor peligro de las cocinas europeas, un patógeno casi inocuo para la mayoría de personas sanas, pero que puede ser letal para bebés en gestación y personas con el sistema inmunológico debilitado. En España, la media de muertes al año por esa causa ha ascendido a 70 desde 2009.

«Es una bacteria todoterreno, que soporta condiciones adversas como la ausencia de oxígeno y temperaturas de congelación» resume Raquel Abad, del Centro Nacional de Microbiología. «Y no avisa», alerta José Juan Rodríguez, profesor titular de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Seguridad Alimentaria. «Otras bacterias estropean el producto y el consumidor ve el riesgo, pero la listeria no da señales de que está ahí», añade Rodríguez.

Se trata de una bacteria muy común en el medio ambiente que puede encontrarse en el suelo de los campos de cultivo, el forraje del ganado y varias especies de animales silvestres y domésticos. Entra en la cadena alimentaria desde cualquiera de estos focos y llega a los hogares en los alimentos crudos (frutas, verduras, leche sin pasterizar, etcétera) o en productos elaborados en plantas que, a su vez, han sido colonizadas a través de las materias primas. Los más comunes son la carne cruda, los embutidos loncheados envasados al vacío, quesos blandos hechos con leche cruda y ahumados, entre otros. En la cocina, prolifera en el cajón de las verduras y en la nevera, donde es capaz de reproducirse pese a las bajas temperaturas.

La epidemióloga Zaida Herrador, del Instituto de Salud Carlos III, es la autora principal del mayor estudio hecho hasta la fecha sobre la incidencia de la listeria en España. De 1997 a 2015, un total de 5.696 personas fueron hospitalizadas por listeriosis, la enfermedad causada por esta bacteria. De ellas, casi un millar murieron (el 17%), en una tendencia ascendente que ha hecho saltar de la veintena de fallecimientos anuales registrados hace dos décadas a los 70 de media de los últimos años. “Es un problema creciente, del que aún nos quedan muchas cosas por investigar”, explica Herrador. “Vemos que la incidencia crece de forma notable, pero presumiblemente esto se debe a que los casos ahora se registran mejor. Hasta 2015 no era una enfermedad de declaración obligatoria”, recuerda.

Según el estudio, publicado la pasada semana en Eurosurveillance, el 50% de los afectados tiene más de 65 años y los principales factores de riesgo asociados son el cáncer, la diabetes, las enfermedades crónicas del hígado y los trasplantes. “Es una tendencia que acompaña a la mayor esperanza de vida. Vivimos más años y somos capaces de hacerlo con más enfermedades crónicas. Pero esto hace que aumente el porcentaje de población que vive con el sistema inmunitario debilitado y es, por tanto, más vulnerable”, explica Herrador.

En personas sanas, la listeriosis apenas causa problemas. Un 10% de la población es portadora asintomática y el consumo de productos infectados como mucho causa cuadros leves (gastrointestinales, fiebre inespecífica…). Pero el estudio alerta de que, entre la población de riesgo hospitalizada, un 43% desarrolla la complicación más frecuente: meningoencefalitis. En estos casos, la mortalidad supera el 50% y más de la mitad de los supervivientes sufre secuelas neurológicas para el resto de sus vidas. Los ingresos causados por la listeria suelen ser largos (21,4 días de media) y costosos (más de 6.300 euros).

Herrador y Abad creen que “sigue existiendo una gran infranotificación de los casos de listeriosis”. En España, por ejemplo, hay grandes diferencias entre las comunidades autónomas. Cataluña y el País Vasco figuran a la cabeza (unas 20 hospitalizaciones por cada 100.000 habitantes), mientras Murcia y la Comunidad Valenciana están a la cola, con menos de ocho. “Puede haber diferencias de hábitos alimenticios, pero lo más seguro es que las regiones que notifican más casos son las que los buscan más. El País Vasco ha registrado algunos brotes que han puesto estas infecciones en el foco”, afirma Herrador. A nivel europeo, España fue en 2016 el tercer país con mayor incidencia notificada, tras Alemania y Francia, según datos del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades.

La listeria suele entrar en la cadena alimentaria desde las granjas. «Es fundamental extremar las medidas de higiene. Hay que ver si está o no en la fábrica y en qué proporción, lo que se hace analizando las muestras del producto final», añade Rodríguez. 

En las fábricas, la listeria desarrolla biofilms, comunidades de microorganismos que crecen en casi cualquier superficie y son muy difíciles de detectar. «Hay que aplicar las medidas más estrictas para hacerlo y eliminarlas», relata Rodríguez. «Aunque en este punto aún es necesario avanzar en tecnología y nuevos productos de higiene, y sigue siendo inevitable que una pequeña parte de alimentos lleguen al mercado con la bacteria», concluye.

Los riesgos de la infección en la gestación

La listeria puede frustrar un embarazo. “Es una infección difícil de diagnosticar durante la gestación, pero que puede tener consecuencias fatales”, explica Antonio García Burguillo, jefe de sección de Obstetricia y Ginecología del Hospital 12 de Octubre de Madrid. “Muchas mujeres cursan la infección sin síntomas o muy leves, pero luego pueden sufrir abortos o transmitir la bacteria al neonato”, añade. Según el estudio del Instituto de Salud Carlos III, el 7% de las 5.696 hospitalizaciones por listeriosis entre 1997 y 2015 fueron de mujeres embarazadas y el 4% de bebés recién nacidos. Pero también en estos casos, según los expertos, los casos notificados son menos que los reales. García Burguillo ilustra las dificultades de diagnóstico con un dato: “El 45% de los cultivos de muestras tomadas a la madre en neonatos con listeriosis, en los que sabemos que ella es el origen de la infección, dan negativo”. “Sabemos que los peligros de la listeriosis para el feto son tres: la muerte del feto y los abortos; las sepsis neonatales, con un alto riesgo de muerte; y el último, las meningitis, que pueden causar graves secuelas en el desarrollo del niño”, explica García Burguillo.

Arranca el proyecto Indnatur para la mejora del entorno urbano, cambio climático y calidad del aire

Comienza el desarrollo del proyecto Indnatur para la mejora del entorno urbano en áreas industriales, adaptación al cambio climático y mejora de la calidad del aire a través de la aplicación de Soluciones basadas en la naturaleza.

El pasado 11 de julio se celebró en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Valladolid (ETSAVA) la reunión de lanzamiento del proyecto, que cuenta con un presupuesto de 805.509 euros financiado en un 75% por la Unión Europea a través de la convocatoria Interreg-Poctep España-Portugal, y el resto sufragado por los socios de un consorcio que encabeza la Universidad de Valladolid y del que forman parte el Ayuntamiento de Valladolid, el Instituto Politécnico de Bragança, la Fundación Patrimonio Natural Castilla y León, la Agrupación Empresarial Innovadora Construcción Eficiente (AEICE) y la Diputación de Ávila.

Objetivos del proyecto

Los objetivos del proyecto, cuyo plazo de finalización está previsto para diciembre de 2021, son el diseño y la aplicación de sistemas de mejora ambiental de los polígonos industriales del área de cooperación Norte de Portugal-Castilla y León, a través de la implementación de Soluciones basadas en la naturaleza; y como consecuencia la mejora social, económica y cultural de las zonas donde se aplique.

Soluciones que se aplicarán en dos proyectos piloto, uno en el Polígono Industrial Argales, en Valladolid, y otro en el Polígono Industrial Cantarias, en Braganza. En ambos se llevará a cabo la urbanización y edificación de lo que llaman corredores verde-azul, lo que supone el aumento de la vegetación en la zona con la plantación de arbolado, por ejemplo, y la mejora del firme favoreciendo la filtración del agua de lluvia.

La polución dispara patologías como infecciones o fallos renales

Un estudio encuentra por primera vez una sólida relación entre el incremento de la contaminación y enfermedades más allá de las respiratorias y cardiacas

Las partículas finas que hay en suspensión en el aire de las ciudades, causadas sobre todo por la combustión del diésel, afectan directa y rápidamente a la salud. Cada vez más estudios muestran que cuando sus concentraciones suben, se incrementan casi automáticamente los ingresos hospitalarios por enfermedades respiratorias y cardíacas. Lo que no se sabía hasta ahora es que también repercuten en otras patologías, como septicemia, obstrucción intestinal o fallo renal.

Esta nueva evidencia proviene de un artículo publicado el pasado jueves en British Medical Journal (BMJ), que ha analizado durante 12 años más de 95 millones de hospitalizaciones de mayores de 65 años en el servicio gratuito Medicare de Estados Unidos. Al cruzar estos datos con las tasas de partículas PM2,5 en el aire (aquellas con un diámetro inferior a 2,5 micrómetros) corroboraron que cada incremento se traducía en una subida de los ingresos al día siguiente. Sus datos también muestran que no hay nivel seguro de partículas en el aire. Si bien la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que no se supere una exposición diaria de más de 25 microgramos de PM2,5 por cada metro cúbico de aire, el estudio indica que incluso por debajo de estos niveles se mantenía una correlación casi lineal: a más partículas, más hospitalizaciones.

En la población del estudio, cada nuevo microgramo de partículas está asociado a un incremento de 3.642 hospitalizaciones anuales por enfermedades cuya relación con esta contaminación ya se conocía: cardiovasculares, respiratorias, diabetes, neurológicas o trombosis, sobre todo; y 2.050 nuevos ingresos por culpa de otras cuya asociación con las partículas casi no se había estudiado, entre las que destacan desórdenes de fluidos y electrolitos, septicemia, infecciones del tracto urinario, cutáneas, fallos renales, y obstrucción intestinal.

El estudio tiene algunas limitaciones, pero varios expertos señalan que abre un interesante camino y que hace evidente que la morbilidad asociada a este tipo de contaminación atmosférica estaba «infravalorado». Es la opinión de un equipo de la Escuela de Ciencias Experimentales de la Universidad de Southampton, que escribe un editorial en el mismo número del BMJ. «Desde un punto de vista optimista, incluso una pequeña reducción en la concentración de PM2,5 podría tener beneficios sustanciales, aunque una extrapolación a una población global requiere precaución, puesto que los seguros financiados de salud de EE UU, incluido Medicare, están destinados a personas mayores de 65 años, ciertos grupos étnicos y con bajos ingresos», argumentan.

Xavier Basagaña, investigador del instituto de salud ISGlobal, y especialista en contaminación, lo explica así: «Lo que estudian en este artículo son los efectos a corto plazo, inmediatos: si hoy hay más contaminación, mañana habrá más ingresos. Estos afectan sobre todo a las poblaciones más vulnerables, a gente que ya tiene algún problema de salud, y por tanto es lógico que se encuentren más en personas mayores, que suelen tener una salud más delicada o enfermedades crónicas». Con respecto a las nuevas enfermedades en las que se ha hallado relación con la polución de las ciudades, ve probable que se pueda replicar en otros contextos, como las urbes españolas. «Es posible que veamos nuevos estudios en todo el mundo que intenten confirmarlo», añade.

Los hallazgos son un paso más en la evolución de lo que sabemos de la relación con la contaminación y la salud. Los primeros efectos detectados fueron los respiratorios, los más intuitivos, puesto que este sistema es el primero que entra en contacto con el aire donde flotan las partículas nocivas. Después se fueron descubriendo afecciones cardiovasculares y cada vez se van viendo en más dolencias. Basagaña explica que es el proceso tiene una lógica biológica: «Las partículas son tan finas que pueden atravesar los pulmones, llegar a la circulación y, a partir de ahí, a cualquier parte del cuerpo».

Otra explicación puede ser la hipoxemia (disminución de la concentración de oxígeno en sangre) que se produce cuando aumenta la contaminación. Es la opinión de Marciano Sánchez Bayle, pediatra que publicó a principios de este año un estudio que mostraba la relación de los aumentos de polución con la hospitalización de niños por asma. “Esta falta de oxígeno hace que puedan empeorar los síntomas de muchas enfermedades, lo que hace más probable el ingreso”, asegura. En su investigación también comprobaron que las atenciones hospitalarias subían para un buen número de dolencias en la población pediátrica, pero se centraron en el asma por ser la más destacada.

Sin embargo, no se puede determinar en cada individuo si la hospitalización ha sido desencadenada por estas partículas. “No existen biomarcadores con los que medirlos, pero incluso si los hubiera, sería muy complicado establecer esa causalidad”, resalta Basagaña.

Estudios como los mencionados se basan, por este motivo, en grandes masas de población, de la que se sacan evidencias estadísticas. En el análisis de cada una de las enfermedades que han estudiado, los incrementos relativos de hospitalizaciones por cada aumento de un microgramo de PM2,5 son pequeños, siempre menores del 1%, incluso en las que tienen más incidencia. Es un riesgo mínimo individualmente, pero epidemiológicamente muy significativo, puesto que supone miles de nuevos ingresos, con un enorme coste. En el caso de estudio, calculan 93 millones de euros anuales de coste directo para Medicare.

Expertos piden más severidad a la OMS

Las partículas PM2,5 se han convertido en uno de los mejores medidores de la contaminación antropogénica en las ciudades. Son 100 veces más delgadas que un cabello humano, compuestas principalmente por partículas secundarias de precursores gaseosos, la mayoría de los cuales proceden de la combustión de los motores diésel. Aunque también se miden partículas más grandes (PM10) las pequeñas parecen ser más peligrosas por su capacidad para penetrar en el organismo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo una recomendación en 2005: que no se superasen los 10 microgramos por metro cúbico de media anual o 25 en 24 horas. Un estudio de 500 ciudades, tres de ellas españolas, demostró que en estas (Madrid, Barcelona y Sevilla), rondaban una media anual de 11. Pero la investigación que publica ahora BMJ alerta de que el peligro viene incluso con concentraciones menores. La OMS ha de revisar sus recomendaciones el año que viene y los autores del estudio piden que tengan en cuenta estas evidencias para ser más restrictivos.

El mundo necesita recortar a la mitad el CO2 lanzado a la atmósfera en la próxima década para sortear lo peor de la crisis climática

La brecha entre los gases realmente emitidos y el máximo admisible en 2030 para limitar el calentamiento global no ha parado de crecer en los últimos diez años. La ONU calcula que los planes de los países del Acuerdo de París auguran una temperatura del planeta 3ºC más alta; tienen que multiplicar el esfuerzo por cinco. La Cumbre de Madrid que empieza el 2 de diciembre marca el inicio de la revisión de esos planes que se presentarán en 2020.

Tras diez años de poca acción, el mundo se enfrenta a un contrarreloj cada vez más exigente. Los países deben recortar a la mitad las emisiones globales de CO2 la próxima década y así cumplir el Acuerdo de París, limitando el calentamiento de la Tierra a 1,5ºC, según el último informe de emisiones de la ONU. Solo eso evitaría los impactos más destructivos de la crisis climática.

La cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) lanzada a la atmósfera ha crecido a un ritmo del 1,5% anual desde 2010 «a pesar de las advertencias», explican los expertos de la ONU. De hecho, el año pasado alcanzaron un máximo histórico de 55,3 gigatoneladas. 55.000 millones de toneladas. Las economías más desarrolladas, las del G20, suponen tres cuartas partes del problema.

Este análisis del Programa para el Medio Ambiente (PNUMA) lo que hace es medir la brecha entre lo que se está emitiendo en realidad y la cantidad máxima admisible en 2030 para conseguir que la Tierra se caliente por debajo de 1,5ºC o 2ºC –los dos umbrales citados en el Acuerdo de París–. Esa brecha no ha parado de crecer, poniendo la cosa cada vez más cuesta arriba.

La situación es la siguiente: tras el récord de esas 55,3 gigatoneladas, llegar a tiempo en 2030 supone rebajar el volumen de gases de efecto invernadero liberado un 55%. Si la humanidad se conforma con el umbral de los 2ºC, el recorte se queda en el 15%. La diferencia entre un objetivo y el otro fue descrita profusamente por el Panel Internacional de Expertos (IPCC) en octubre de 2018. «Terribles consecuencias», fue su calificación.

El ritmo de recorte calculado es pues de un 7,6% cada año desde 2020 hasta 2030. «Si se hubiera comenzado a recortar en 2010, habría bastado con un 3,3% anual», recuerda el análisis.

Sin señales de tocar techo

Lógicamente, una cadencia creciente de emisiones ha provocado que la concentración de CO2 en la atmósfera haya batido un récord en 2018 al alcanzar un promedio de 407,8 partes por millón (ppm). La anterior plusmarca en épocas industriales fue de 405,5 ppm en 2017. Dos años consecutivos batiendo record.

La cantidad de gas invernadero acumulada vaticina una prolongación de su efecto a la hora de calentar la Tierra (origen de la alteración climática). Algunos de estos compuestos afectan durante algunos años. Otros persisten centenares. 

Según están las cosas, la previsión es que la temperatura global ascienda entre 3,4 y 3,9 ºC «trayendo un amplio espectro de impactos destructivos», avisa el estudio.  «No hay ninguna señal de que las emisiones vayan a tocar techo en los próximos años. Cada curso que se retrase este techo implica que los recortes deberán ser más profundos y rápidos», explica el documento.

«Necesitamos ponernos al día por los años en los que hemos estado aplazando las medidas», subraya la directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen. «Si no, el objetivo del 1,5ºC estará fuera de alcance antes de 2030», ha añadido.

La cumbre del clima de Madrid que se celebra entre el 2 y el 13 de diciembre inicia los últimos 12 meses antes de que los países del Acuerdo de París revisen sus planes climáticos. Los compromisos que aporta cada uno para conseguir el objetivo global sobre cambio climático.

El informe de 2019 del PNUMA avisa de que esos planes revisados tienen que conseguir cerrar la brecha. Y el camino se presenta arduo, según la revisión de los técnicos: los compromisos de los países que participan en el Acuerdo de París deben ser cinco veces más ambiciosos que lo actuales para ese objetivo ideal de 1,5º máximos.«Requerirá un gran esfuerzo y compromiso de todas las naciones del planeta», concluye el informe a modo casi de alegato. 

Contaminación aérea contra embarazadas: polvo encontrado en placentas

El riesgo asociado con la contaminación aérea está bien datado: se sabe que el sire sucio puede ser tan perjudicial — en ocasiones peor — tanto en el interior como en el exterior. De hecho, de acuerdo con la Agencia de Protección Medio Ambiental de Estados Unidos, puede ser cinco veces mayor que la contaminación en el exterior. Los efectos a corto plazo de la contaminación del aire tal como la irritación ocular, cansancio, dolor de cabeza, estornudos, etc… también se tienen datados los problemas a largo plazo como problemas pulmonares, infartos y asma.

Es un tormento para los lugares de trabajo modernos, llegando a ser dramático, con efectos negativos sobre trabajadores y la productivididad. Pero el impacto dañino no solo se limita a las generaciones actuales.

Partículas de polvo en placentas, ¿crisis de salud?

Los investigadores han encontrado que las partículas de polvo pueden viajar a través de los pulmones de las mujeres y quedar embebidos en su placenta. El estudio estaba constutuido por cinco madres no fumadoras en Londres y encontraron particulas de hollín oscuras tras el parto — parecidas a las partículas de hollín encontradas en macrófagos pulmonares. El hecho de que este estudio se realizara en una ciudad con gran cantidad de contaminación aérea no es coincidencia.

Un aire no limpio puede tener un efecto substancial sobre la salud y desarrollo del bebe gestante — con alta probabilidad de nacimiento prematuro, bajo peso al nacer y problemas de salud de por vida. Un estudio actual lo describe como una «catástrofe para la salud pública».

Los negocios tienen la obligación moral de proteger a sus empleados y empresarios de los efectos del polvo. Esto podría literalmente dañar a sus familiares. Las mujeres embarazadas disfrutan de una especial protección como algo normal; la sociedad se siente en la obligación de salvaguardarlas debido a su salud, y la salud de su bebé, es de suma importancia. Los negocios seben tomar las mismas medidas para la protección de polvo.

No siempre se puede observar la contaminación del aire, pero esto no significa que no esté ahí. Como se menciona, la contaminación en el interior puede ser cinco veces mayor que la contaminación en el exterior — incluso en algunos casos, incluso cientos de veces peor. En el peor de los casos, las partículas en el interior y exterior pueden mezclarse: lo que significa que los contaminantes regulares se fusionan con el polvo creado por actividades laborales como soldadura, rectificado, lijado y demás. Para proteger a esta generación y las venideras, es vital extraer el polvo desde la fuente.

Los gases de efecto invernadero marcan un nuevo máximo histórico

La Organización Meteorológica Mundial advierte de que la concentración de dióxido de carbono es la más alta desde hace tres millones de años

Se ha registrado otro valor trágico en la historia del medio ambiente del planeta: la concentración en la atmósfera de los principales gases de efecto invernadero –dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O)– marcó un nuevo máximo durante 2018. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha recordado este lunes que en el caso del CO2, el principal de estos gases responsables del calentamiento global, hay que remontarse tres millones de años para encontrar una concentración tan grande en la atmósfera. Y en aquel momento, la temperatura era entre dos y tres grados más cálida que ahora y el nivel del mar entre 10 y 20 metros mayor, ha advertido la organización. La OMM, un organismo dependiente de la Naciones Unidas, ha presentado este lunes su boletín anual de concentración de gases de efecto invernadero, el decimoquinto que realiza en su historia.

Estos gases siempre han estado presentes en la atmósfera terrestre e impiden que parte del calor que desprende y refleja la Tierra tras ser calentada por el Sol se pierda en el espacio. Gracias a ellos el planeta tiene una temperatura correcta que lo permite ser habitable. Pero el equilibrio que ha existido durante miles de años se ha descompensado y la OMM tiene claro el responsable: «Hay múltiples indicios de que el aumento de los niveles atmosféricos de CO2 está relacionado con la quema de combustibles fósiles», es decir, con el empleo por parteantropogénica de carbón, gas natural y petróleo.

El uso de dichos combustibles fósiles se disparó a partir de la Revolución Industrial y, por ende, las emisiones de gases de efecto invernadero. En el caso del CO2, la concentración alcanzó en 2018 las 407,8 partes por millón (ppm), lo que supone casi un 47% más que el nivel preindustrial (en 1750 la concentración era de 278 ppm). El metano atmosférico alcanzó las 1.869 partes por billón (ppb) en 2018, casi un 159% más que el nivel preindustrial. Y en el caso del óxido nitroso su concentración atmosférica fue de 331,1 ppb, un 23% más que en 1750. Estos son los resultados de las más de 100 estaciones de medición repartidas por el planeta que sirven para elaborar el boletín de esta organización. En los tres gases, la concentración en la atmósfera se está acelerando, ya que el crecimiento anual registrado en 2018 supera al promedio de la década anterior.

La Organización Meteorológica Mundial ha resaltado que este incremento constante de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera provocará que las generaciones futuras «se enfrentarán a impactos cada vez más graves del cambio climático», como el aumento de las temperaturas, los eventos extremos, el estrés hídrico, el aumento del nivel del mar y la pérdida de ecosistemas marinos y terrestres. Paralelamente a ese aumento de los gases en la atmósfera, el planeta encadena récord de temperaturas. 2018 fue el cuarto año más cálido registrado desde que hay mediciones fiables, que arrancan en 1850. Los otros tres son 2015, 2016, 2017 y el año 2019 que está a punto de terminar también va a estar entre los más cálidos.

Mientras, las proyecciones de evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero no son buenas: «No hay señales de una desaceleración, y mucho menos una disminución, de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera a pesar de todos los compromisos contraídos con el Acuerdo de París sobre el cambio climático», ha apuntado a través de un comunicado el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. De hecho, los planes que tienen sobre la mesa los países firmantes de ese pacto apuntan a que el techo de emisiones en el mundo no se alcanzará hasta 2030. Por eso Taalas, como hacen los responsables de la ONU habitualmente, ha pedido que aumente la «ambición» de los Estados.

La mayoría de los edifícios escolares andaluces presentan una mal calidad de aire

Un gran número de edificios escolares andaluces no tienen un sistema de ventilación mecánica y/o sistemas de filtrado de aire, lo que implica que la renovación de aire dentro de las aulas sea de forma infiltada o por apertura de las ventanas. Un estudio realizado por la Universidad de Sevilla ha estudiado la estanqueidad de las aulas por Andalucía y las modificaciones para concentraciones de CO2 en horario escolar mediante su monitorización in situ, lo cual se emplea como indicador para determinación de la calidad de aire.

Para conseguirlo, se realizan varios ensayos en 42 aulas de 8 centros educativos por todas las zonas climáticas más significativas de Andalucía, concentrándose en dos periodos de tiempo no consecutivos, donde se realizaron pruebas de presurización y despreurización con el objetivo de obtener la medida de n50 (tasa aproximada de renovaciones de aire por hora en un sistema con diferencia de presión entre exterior e interior de 50 Pa). De igual forma, se registraron la temperatura, humedad relativa y concentración de CO2, con el objetivo de conocer el impacto de los diferentes niveles de apertura de las ventanas. Paralelamente, se hizo una encuesta a estudiantes, sobre posibles síntomas y los efectos sobre la salud.

De la investigación resultaron los valores medios de renovación del aire con ventanas y puertas cerradas obtenidos fueron de aproximadamente 7h-1 (renovación media), mientras que los valores medios para la concentración de CO2 se situan próximos a 1900 ppm, con solo un 17% del total de casos estudiados teniendo valores inferiores al límite máximo recomendado de 1000 ppm por la OMS (Organización Mundial de la Salud) para entornos saludables. Otra conclusión es que el 42% de los casos estudiados mostraban concentraciones superiores a 2000 ppm con las ventanas cerradas. De igual forma, se probó que había un mayor nivel de sintomatología, o nivel de incomodidad percibido por los alumnos, cuanto las ventanas estaban abiertas (33% del total). En otro sentido, algunos síntomas, como el picor cutáneo y la congestión nasal, se pueden relacionar con las etápas de ventanas cerradas, apareciendo con el aumento de concentración de CO2.

«Tanto los síntomas, como los elevados niveles de concentración de CO2 encontrados, dan fe de la posible degradación de la calidad ambiental de las aulas en Andalucía», afirma Miguel Ángel Campano, investigador de la Universidad de Sevilla. «Es necesario la implementación de sistemas de ventilación mecánica controlada según recogen tanto la reglamentación actual para edificios nuevos, como las normas de ergonomía ambiental desarrolladas en Europa. Parece oportuno disponer de la capacidad de filtrar los contaminantes exteriores y poder garantizar el caudal mínimo de renovación exterior, para lograr así concentraciones de CO2 por debajo de las 1000 ppm.»

En el presente estudio, los datos recogidos en los centros docentes, de los cuales 2 eran anteriores a 2008, año de entrada del RITE 2007, los cuales no tendrían por qué cumplir lo que establece RITE. El restante de los centros, solo uno tiene instalación de ventilación mecánica según RITE, aunque se señaló que, la mayoría de los objeto de estudio, nunca había entrado en funcionamiento.

Dos proyectos innovadores de HeidelbergCement pueden disminuir el impacto ambiental del sector cementero

La compañía cementera FYM-HeidelbergCement impulsa actualmente dos proyectos pioneros para la mejora medioambiental asociada a la actividad de la Fábrica de Málaga, con una inversión de más de 5,5 millones de euros.

El primer proyecto es la nueva trituradora de pizarra que la fábrica de Málaga prevé instalar tras la aprobación por parte del Ayuntamiento de Málaga. El traslado de la instalación y la remodelación total del sistema de trituración de la fábrica de cemento de La Araña, que supondrá una inversión de unos 3 millones de euros, permitirá mejorar las condiciones ambientales de la instalación al reducir la emisión de partículas y el ruido. Las labores de montaje de esta nueva instalación comenzarán a principios del 2020 y está previsto que esté operativa el próximo verano.

Exportar clínker con el mínimo impacto ambiental

Además, FYM-HeidelbergCement pondrá en marcha en breve un sistema pionero que permitirá exportar clínker (el principal componente del cemento) a través del puerto de Málaga mediante una cinta ecológica para graneles que reducirá al mínimo el impacto ambiental durante las operaciones de carga de los barcos.

La cinta, completamente cerrada, cuenta con un sistema de aspiraciones que elimina la generación de polvo en el entorno. Transportará el clínker desde el muelle hasta la bodega del barco mediante una manga telescópica. La inversión total en este proyecto alcanza los 2,5 millones de euros y se prevé llevarlo a cabo a finales de julio.

El Puerto de Bilbao es el primero en lograr una Declaración Ambiental de Producto Internacional

Es el primer puerto del mundo en obtener el certificado ambiental de producto. El Puerto de Bilbao ha logrado la Declaración Ambiental de Producto, DAP (en inglés, Environmental Product Declaration, EPD) que facilita información cuantificada y verificable sobre el desempeño ambiental de un producto, un material o un servicio. Se trata de una herramienta que se utiliza para valorar el impacto ambiental a lo largo del ciclo de vida de un producto y para el establecimiento de acciones de mejora.

Medio centenar de empresas de la comunidad portuaria han participado en la obtención del certificado facilitando al Puerto de Bilbao sus experiencias y asesoramiento. El estudio se inició en materia016 analizando los datos del ejercicio completo de 2015.

Según explica Tecnalia, la complejidad del proyecto, el elevado número de empresas implicadas, y la elevada cantidad de datos analizados ha conllevado que el estudio finalizara en 2018 y que la obtención del certificado se haya otorgado en 2019.

Áreas de evaluación y de mejoras en el puerto

En el informe se han incluido procesos como producción de combustibles, materias primas, materiales auxiliares, agua usada, construcción del puerto y de edificios, almacenes y faros, dragados, mantenimiento de maquinaria, edificios y vehículos, consumo de combustible en maquinaria y calderas, consumo de electricidad, transporte del personal o recogida y tratamiento de residuos.

La evaluación realizada identificó que los principales impactos se asocian a los residuos de los materiales de construcción, así como a los consumos de combustible y de electricidad. Esta evaluación ha permitido al Puerto de Bilbao detectar áreas de mejora y definir una estrategia para implementar medidas de reducción del impacto medioambiental, tales como la utilización de fuentes de energía renovables, la renovación de la flota de vehículos, la reutilización de materiales de construcción o la reducción de los puntos de vertido al mar, entre otros aspectos.

Algas marinas capaces de atrapar CO2 mediante sedimentos

Todo bañista puede localizar algas marinas en el océano o próximas a la playa, pero investigadores de la Universidad del Estado de Florida, trabajando conjuntamente con compañeros en Reino Unido, han encontrado que estas macroalgas realizan un papel fundamental en eliminar permanentemente dióxido de carbono de la atmósfera.

El trabajo se ha publicado en la revista Ecological Monographs por la Sociedad Medio Ambiental de América.

Los investigadores, quienes han trabajado junto a ecologistas del Laboratorio Marino Plymouth en Reino Unido, investigaron como las algas absorbian y procesaban el carbono, atrapándolo en el lecho marino.

«Las algas han sido ignoradas en la bibliografia almacenada sobre «carbono azul» en favor de las pastos marinos y manglares, los cuales atrapan carbono físicamente desde sedimentos hasta en su propia biomasa para formar su estructura», dice el Profesor Adjunto de Ciencia Biológica Sophie McCoy. «Las macroalgas se suelen pasar por alto por los oceanógrafos que estudian el ciclo del carbono, cuando realizan su mayor productividad cuando están próximas a la orilla, realizando su actuación de forma local».

Durante el diseño del estudio, los investigadores sospecharon que la alta productividad y gran cantidad de biomasa estacional de algas anualmente podía relacionarse con carbono más allá de lo considerado en un inicio, siendo importantes para las redes alimenticias bentónicas presentes.

Eso fue exactamente lo que se encontró. También descubrieron que este era el proceso que conducia a enterrar el carbono de las algas dentro del lecho marino.

El «carbono azul» es el carbono capturado por los sistemas marinos mediante fotosíntesis como por captura en el lecho marino. Los investigadores siguieron el ADN medio ambiental y modelaron información isotópica constante durante un año en la costa de Plymouth, Inglaterra. Gracias a esto, encontraron que las algas formaban parte primordial de los organismos marinos y que gran parte se almacenaba ultimamente en sendimentos o dentro de la red alimenticia sobre el lecho marino.

Jeroen Ingels, investigador del Laboratorio Costero y Marino FSU, quien ha dirigido el trabajo de meiofauna dentro del estudio, señalaba que la investigación no solo explica el papel de las algas en la red alimenticia, si no que muestra como la actividad humana afecta a las algas y al lecho marino que son fundamentales de controlar.

«Las actividades humanas que afectan sobre los sistemas de macroalgas y sedimentos, como los animales intersticiales, están socavando el potencial de estos sistemas para mitigar el cambio climático, afectando la capacidad de capturar y realizar el ciclo de carbono» comenta. «El estudio ilustra la realidad de una nueva forma de como las algas y consecutivamente los animales bentónicos pueden contribuir de forma significativa en el carbono azul».

El equipo encontró que aproximadamente 8,75 gramos de carbono en macroalgas están atrapados por cada metro cuadrado de sedimentos cada año.

Ana M. Queiros, una científica del Laboratorio Marino Plymouth y autora principal de la publicación, indica que estas primeras medidas de carbon atrapado en algas dentro de los sedimentos, proporciona a los científicos más información que los ayude a desarrollar prácticas estables medio ambientales.

«Nos muestran cómo la extensión global del carbono azul tiene significado para los habitats marinos siendo más extenso que lo pensado con anterioridad», explica. «Identificar estas zonas y promoviendo su control permite contabilizar el potencial completo del carbon azul en los océanos para estabilizar el sistema global medio ambiental».

Puede consultar la publicación completa en el siguiente enlace: https://esajournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/ecm.1366