El BOE publica el nuevo método para medir la calidad del aire

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El Boletín Oficial del Estado (BOE) publica este jueves el nuevo Índice Nacional de Calidad del Aire, una herramienta diseñada para conocer el estado del aire en tiempo real y de forma sencilla.

El nuevo índice recoge información de 506 estaciones de la Red Nacional de Vigilancia, comunicados cada hora y complementados, en caso necesario, por datos modelizados sobre la calidad del aire procedentes del Servicio de Vigilancia Atmosférica del Sistema Copernicus (CAMS, por sus siglas en inglés) de la Unión Europea (UE), según se indica en el BOE.

La nueva herramienta permite distinguir los seis niveles de calidad del aire mediante un código de colores: buena, razonablemente buena, regular, desfavorable, muy desfavorable y extremadamente desfavorable, así como la evolución del estado del aire en los últimos meses.

Establece asimismo los índices de contaminantes para fijar los niveles de calidad del aire, que están determinados por las partículas en suspensión con un diámetro menor a 10 micrómetros (PM10); las que tienen un diámetro inferior a 2,5 micrómetros (PM2,5); el ozono troposférico (O3); dióxido de nitrógeno (NO2) y dióxido de azufre (SO3).

Proporciona también recomendaciones sanitarias para la población en general y para la población sensible, en línea con las que establece el índice de calidad del aire europeo, con el objetivo de paliar un problema que provoca en España 8.000 muertes prematuras al año.

El nuevo sistema, que está disponible en la página web http://www.ica.miteco.es/, se presentó el pasado lunes, coincidiendo con la celebración del Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul.

Fuente: www.lavanguardia.com

Analizan la actualidad de la calidad del aire en tiempos de Covid-19

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El Foro Económico Mundial realizó un análisis sobre la importancia de la calidad del aire interior y contextualizó el vínculo mortal que existe entre el COVID-19 y la contaminación del aire. A continuación compartimos el análisis.

A medida que la pandemia de coronavirus afecta a millones en todo el mundo y paraliza las economías, se habla mucho sobre cómo las emisiones de la quema de combustibles fósiles han disminuido radicalmente en muchos países. Sin embargo, esta no es una solución para la contaminación del aire y el cambio climático. Mientras que las ciudades inquietantemente vacías pueden estar bañadas por el cielo azul, millones de repente se quedan sin trabajo y se preguntan cómo van a cuidar de sus familias.

Los pobres y los más vulnerables serán los más afectados tanto por los impactos en la salud como por la crisis económica. Un aire más limpio durante unos meses puede ser un pequeño rayo de luz para las nubes oscuras de COVID-19, pero hará poco a largo plazo para resolver el problema de la contaminación del aire exterior que mata a más de cuatro millones de personas cada año. Para eso tenemos que dejar nuestro hábito de quemar carbón, petróleo y gas.

Es más, las personas que viven en ciudades con alta contaminación tienen más probabilidades de tener sistemas respiratorios, cardíacos y de otro tipo comprometidos y, por lo tanto, son más vulnerables a los impactos de COVID-19.

Uno de los estribillos que todos escuchamos a medida que se propaga el coronavirus es dejar de fumar. Pero, ¿qué pasa con el 90% de las personas en todo el mundo que están expuestas a altos niveles de contaminación del aire? No pueden optar por dejar de respirar el aire donde viven. En todos los continentes, las personas sufren los efectos negativos de la contaminación del aire en la salud. Vivir en Delhi es comparable a fumar seis cigarrillos al día. Los sistemas respiratorios de las personas en California y Australia se han visto comprometidos por la contaminación del aire por los incendios forestales provocados por el clima. La gente de Wuhan ha sufrido una mala calidad del aire durante años, y el verano pasado participó en protestas por la contaminación del aire.

Durante el brote de SARS en China, un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de UCLA mostró que los pacientes con SARS tenían más del doble de probabilidades de morir a causa de la enfermedad si provenían de áreas de alta contaminación. Lo mismo parece cierto con el COVID-19: mientras más contaminación del aire esté expuesto, es probable que se enferme más.

Y aunque es demasiado pronto para demostrar una correlación directa entre los altos niveles actuales de contaminación del aire y la incidencia de COVID-19, los altos niveles de contaminación también podrían aumentar el riesgo de contraer COVID-19 en primer lugar, ya que el material particulado tiene el potencial de actuar como portadores de contagio que conducen a una rápida propagación en áreas más extensas. Un artículo publicado por la Sociedad Italiana de Medicina Ambiental sugiere que “el rápido aumento de las tasas de contagio que ha afectado a algunas áreas del norte de Italia podría estar relacionado con la contaminación atmosférica por partículas que actúa como portadora y estimulante allí”. Un estudio de Harvard acaba de encontrar la primera correlación entre la contaminación del aire y las muertes por COVID-19 en los EE. UU.

La respuesta a esta pandemia también amenaza con empeorar los impactos en la salud de la contaminación del aire a largo plazo. Varios gobiernos se están moviendo bajo la cobertura de COVID-19 para darle un respiro a la industria y debilitar los estándares de aire limpio. En los Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) está acelerando su relajación radical de la regulación a medida que prolifera la pandemia. En Sudáfrica, los estándares de contaminación del aire se han debilitado significativamente durante el cierre y esto, según la Coalición Life After Coal de Sudáfrica, causará unas 3.300 muertes prematuras. Habrá impactos de salud particularmente profundos en los niños, los ancianos, las mujeres embarazadas y los que ya padecen asma, enfermedades cardíacas y pulmonares.

Algunos funcionarios electos están tomando un rumbo diferente. Por ejemplo, en Bogotá, la capital de Colombia, que enfrenta una ‘triple amenaza’ de mala calidad del aire, enfermedades respiratorias estacionales y la pandemia, la alcaldesa Claudia López abrió 76 kilómetros de nuevos carriles para bicicletas para reducir el hacinamiento en el transporte público y ayudar a prevenir la propagación de coronavirus al tiempo que mejora la calidad del aire y la salud de las personas.

A medida que los líderes mundiales responden al coronavirus, tienen la oportunidad de trazar un rumbo diferente y realizar una intervención importante para un planeta y personas saludables. Con billones de dólares en inversiones de estímulo económico a la vista, tienen una oportunidad de oro para canalizar porciones significativas de esos fondos para avanzar rápidamente hacia una economía de energía renovable. Una transición hacia el transporte y la energía limpia y renovable reducirá seriamente la contaminación del aire, las emisiones de gases de efecto invernadero y el impacto de futuras pandemias.

La pandemia de coronavirus ha dejado más claro que nunca que la salud humana y planetaria están íntimamente interconectadas. La elección es nuestra para actuar en consecuencia.

Fuente: www.acrlatinoamerica.com

Contagio del coronavirus: 5 claves para vigilar el aire que respirarnos en interiores y evitar el covid-19

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Con el regreso a clases y a las oficinas en muchos países, evitar la propagación del coronavirus al interior de edificios se ha vuelto una cuestión clave.

Durante meses se nos ha dicho que nos lavemos las manos y mantengamos el distanciamiento social para evitar al SARS-CoV-2 que causa la enfermedad covid-19.

Pero científicos e ingenieros dicen que también debemos pensar en el aire que respiramos, a medida que los niños vuelven a las aulas y más personas vuelve a sus trabajos.

Hay 5 aspectos clave a tener en cuenta.

1. Si está mal ventilado, aléjate

Cuando entras en una habitación y el aire se siente viciado o cargado, algo anda mal con la ventilación.

No está entrando suficiente aire fresco, lo que aumenta las posibilidades de infectarse de coronavirus.

Investigaciones recientes muestran que en espacios confinados puede haber una «transmisión aérea» del virus, pues hay pequeñas partículas del patógeno que permanecen en el aire.

Así que la entrada de aire fresco es más importante que nunca.

Entonces, si un lugar está mal ventilado, hay que dar la vuelta y marcharse, dice el doctor Hywel Davies, director técnico de la Institución Colegiada de Ingenieros de Servicios de Construcción de Reino Unido.

Es vital tener un flujo de aire limpio: «Si hay alguien infectado en un edificio y entra suficiente aire del exterior, se diluye cualquier material infeccioso que se esté dispersando. Se está reduciendo el riesgo de que otras personas se infecten».

2. Vigilar el aire acondicionado

Desde las oficinas hasta las tiendas, el aire acondicionado es bienvenido en los días calurosos, pero es importante saber qué tipo de aparato hay.

El más simple, conocido como aire acondicionado split, toma aire de una habitación, lo enfría y luego lo expulsa nuevamente.

En otras palabras, está recirculando el aire. Esto no es un problema si se visita rápidamente un lugar. Pero puede ser un riesgo si se está en el lugar durante varias horas.

Un estudio de un restaurante en China, publicado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., mostró que este tipo de aire acondicionado jugó un papel clave en la propagación de coronavirus.

En el establecimiento había un cliente «presintomático», es decir, alguien que estaba infectado pero no se dio cuenta porque aún no había desarrollado síntomas.

Los científicos consideran que liberó el virus al respirar y hablar. El patógeno fue dispersado por el lugar a través de las corrientes de aire de los split en la pared.

El resultado fue que otras nueve personas se infectaron.

Davies insiste en la importancia del aire fresco: «Si hubiera habido un buen suministro de aire exterior, es muy probable que menos personas se hubieran infectado».

3. Informarse de la ‘proporción de aire fresco’

En un edificio moderno donde las ventanas están selladas, ¿cómo se puede obtener suficiente aire fresco?

Lo más común es tener un sistema de ventilación en el que el aire viciado se extrae de las habitaciones y se canaliza a una unidad de tratamiento, a menudo ubicada en el techo.

En esos lugares el aire fresco exterior se lleva adentro y se combina con el aire del interior. Lo que se respira es una mezcla de eso.

Dado el riesgo de infección por coronavirus, el consejo profesional es maximizar el suministro fresco exterior.

«Tener un 100% de aire exterior o cerca del 100% es algo bueno«, dice la profesora Cath Noakes de la Universidad de Leeds (Reino Unido).

«Cuanto más aire fresco, menor es el riesgo de que el virus vuelva a circular por el edificio», añade.

La combinación precisa suele estar en manos de los administradores del edificio.

Pero la desventaja de hacer funcionar aire 100% fresco es el costo: el aire entrante debe calentarse en invierno y enfriarse en verano, todo lo cual requiere energía.

4. Comprobar los filtros

Un sistema de ventilación moderno debe tener filtros, pero estos no son infalibles.

Investigadores en EE.UU. que estudiaron lo que sucedía en el Hospital Universitario de Salud y Ciencia de Oregón encontraron que los filtros atraparon rastros de coronavirus, pero algunos pudieron escapar a él.

El profesor Kevin van den Wymelenberg, quien dirigió el proyecto, cree que limpiar los filtros podría revelar si hay alguien infectado trabajando en un edificio.

En Corea del Sur, una empresa de telefonistas ubicada en un edificio de oficinas detectó que una persona fue capaz de infectar a más de 90.

Si los filtros se hubieran revisado con más frecuencia, la presencia del virus podría haberse detectado antes.

Van den Wymelenberg dice que la información de los filtros puede «mostrarnos dónde atacar y cuándo» para combatir las infecciones.

5. Tener cuidado con las corrientes de aire

Cualquier experto en la materia lo dice: el aire fresco es la clave. Pero un especialista en modelar el movimiento del aire agrega que no es tan simple.

Nick Wirth solía trabajar en el diseño de autos de Fórmula 1 y ahora asesora a supermercados y empresas de procesamiento de alimentos sobre cómo administrar el flujo de aire para mantener a las personas seguras.

Advierte que si alguien está sentado al lado de una ventana abierta y es una persona contagiada, podría transmitir el virus a otros en la dirección que lleva el viento.

«Si abres una ventana, ¿adónde va a ir el aire? No es deseable que haya gente en una línea directa de ese flujo de aire», explica.

«Más aire fresco en general es mejor, pero si fluye horizontalmente y está lleno de virus, podría tener consecuencias no deseadas«.

Al respecto, la profesora Cath Noakes dice que los beneficios de una gran cantidad de aire fresco que diluye la presencia del virus superará cualquier riesgo.

En su opinión, una ventana abierta podría llevar a que más personas reciban el virus, pero en cantidades más pequeñas y menos riesgosas,.

No es de extrañar que haya desacuerdos: todavía hay muchas cosas que no sabemos sobre el virus.

Pero el aire que respiramos formará parte de cualquier esfuerzo para hacer que los edificios sean más seguros.

Fuente:www.bbc.com

Castro Urdiales, ciudad con el aire más limpio de España durante 2019

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En los últimos años, la práctica totalidad de la población española y europea viene respirando un aire en pueblos y ciudades que incumple los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta situación ha sido puesta de manifiesto por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) y, en nuestro país, por los informes sobre la calidad del aire en el Estado español que desde hace más de una década viene publicando anualmente Ecologistas en Acción.

Según el último informe sobre la calidad del aire español realizado por Ecologistas en Acción durante 2019, solo hay dos estaciones de medición que cumplen con todos los límites de contaminantes (partículas en suspensión PM10 y PM2,5, dióxido de nitrógeno, ozono troposférico y dióxido de azufre): Castro Urdiales y Reinosa, ambas en Cantabria.

Sin duda, algo de lo que estar orgullosos. Cuidemos nuestro entorno y nuestro medio ambiente para que este «premio» se repita en 2020.

Fuente:www.muchocastro.com

Colegios y coronavirus: calidad del aire interior y ventilación adecuada como medidas para reducir contagios por COVID-19

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El hecho de que la cifra de contagios por COVID-19 en España siga aumentando y ante la inminente vuelta a los centros educativos, muchos padres, alumnos y profesionales de la educación se preguntarán seguramente, como es normal ¿Son los centros docentes espacios seguros teniendo en cuenta cómo se transmite el virus? ¿Serán suficientes las medidas previstas tanto de higiene como de distanciamiento social para el control del contagio en las aulas?

Por un lado, un grupo de 239 expertos ha coincidido en afirmar que existe riesgo de contagio por transmisión aérea, no sólo en las aulas, sino en cualquier espacio cerrado con presencia de personas. Por otro lado, los Colegios de Ingenieros de España, a través del COGITI, se ha manifestado también en relación con la mala calidad del aire interior en los centros educativos y la necesidad de garantizar una renovación del aire interior adecuada para minimizar el riesgo de contagio. Un hecho que debería motivar la implantación de medidas complementarias a las actuales, y que tienen mucho que ver con la calidad del aire interior.

Por qué es importante garantizar la calidad del aire interior en los edificios

La adecuada calidad del aire interior debe de ser garantizada en aquellos espacios destinados al desarrollo de actividades por las personas que los ocupan. Espacios en los que estamos expuestos a fuentes contaminantes (físicos, químicos y biológicos), tanto de las propias personas como de los propios materiales de construcción o de las actividades que se realicen en su interior. Incluso también de las fuentes contaminantes presentes en el exterior. Es uno de los requisitos fundamentales para garantizar el bienestar y el confort de los usuarios de los edificios en general.

No hay que olvidar que la calidad del aire interior se mide en función de los contaminantes presentes en el aire y en el grado de molestias percibidas por los usuarios. Una mala calidad del aire puede producir síntomas adversos en las personas que los habitan. Molestias e incluso enfermedades. Es lo que se conoce como Síndrome del Edificio Enfermo.

Cómo se garantiza la calidad del aire interior en los edificios

En España, la calidad del aire interior queda regulada por el CTE (Código Técnico de la Edificación, 2006) para edificios de uso residencial (vivienda y espacios habituales en edificios de viviendas) y por el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los edificios, 2007) para edificios de uso no residencial con ocupación humana. En lo que respecta a los centros docentes, es esta última normativa la que establece las exigencias de calidad del aire interior.

Es la Instrucción Técnica IT1 Diseño y Dimensionado la que determina en su apartado de Generalidades que los edificios que quedan dentro de su ámbito de aplicación, dispondrán de un sistema de ventilación para el aporte del suficiente caudal del aire exterior que evite, en los distintos locales en los que se realice alguna actividad humana, la formación de elevadas concentraciones de contaminantes, de acuerdo a lo que se establece en su apartado Categorías de calidad del aire interior en función del uso de los edificios.

Además, para el cumplimiento de dicha exigencia, se considera válido lo establecido en el procedimiento UNE-EN 13779. Una normativa que establece las prestaciones de los sistemas de ventilación y de acondicionamiento de aire para este tipo de edificio. Su aplicación afecta a sistemas de ventilación mecánica, tanto de simple como de doble flujo.

Dentro de esta clasificación, la categoría de calidad del aire interior (IDA) que se deberá de alcanzar serán las siguientes:

  • Guarderías: IDA 1, aire de óptima calidad.
  • Aulas de enseñanza: IDA 2, aire de buena calidad.

¿Cómo se garantiza la calidad del aire interior en centros educativos exigida por la normativa?

La calidad del aire exigida se alcanzará aportando un caudal mínimo de aire exterior de ventilación con medios mecánicos. La normativa establece diferentes métodos de los cuales, el Método indirecto de caudal de aire por persona (el más utilizado para su cálculo), determina los siguientes valores para las categorías indicadas anteriormente:

  • IDA 1: 20 dm³/s por persona equivalente a 72 m³/h por alumno.
  • IDA 2: 12,5 dm³/s por persona equivalente a 45 m³/h por alumno.

Este método de cálculo se emplea para personas que tengan una actividad metabólica baja (sentado), cuando sea baja la producción de sustancias contaminantes por fuentes directas del ser humano y cuando no esté permitido fumar.

Ejemplo de renovación de aire necesaria en un aula

Aula de 45 m² de superficie útil ocupada por 25 alumnos y un profesor en primaria o secundaria. Se considera una altura libre mínima de suelo a techo de 2,5 m. Los cálculos son los siguientes:

  • 45 m³/h por persona x 26 personas = 1.170 m³/h.
  • Volumen del aula: 45 m² x 2,5 m = 112,5 m³.
  • Número de renovaciones del aire del aula: (1.170 m³/h) / 112,5 m³ = 10,4 renovaciones a la hora.  

Exigencias complementarias en un sistema de ventilación mecánica para garantizar la calidad del aire interior

Al requisito de garantizar un caudal mínimo de ventilación mecánica se añaden las siguientes exigencias:

  • Introducir el aire exterior de ventilación debidamente filtrado en los edificios. Dicha filtración dependerá de la calidad del aire exterior (ODA) y de la calidad del aire interior requerida (IDA).
  • Garantizar la extracción del aire interior que dependerá del nivel de contaminación del aire interior clasificado en diferentes categorías (AE). Sólo el aire interior clasificado como AE1 (bajo nivel de contaminación en espacios donde no se permite fumar) podrá ser recirculado. Esta clasificación se asocia al aire interior de aulas.

Complementariamente se deberán instalar recuperadores de calor para satisfacer la exigencia de eficiencia energética y reducción del consumo energético asociado a sistemas mecánicos de ventilación. 

Porqué la ventilación puede ser eficaz para evitar contagios del coronavirus en colegios

Para evaluar la eficacia de una adecuada ventilación de los espacios interiores en relación con el riesgo de contagio por coronavirus, conozcamos primero el contexto. En este caso, la evidencia científica sobre la transmisión aérea del virus.

It is Time to Address Airbone Transmision of COVID-19. Es hora de abordar la transmisión por aire del virus COVID-19. Así se titula la carta redactada por Lidia Morawska, perteneciente al Laboratorio Internacional para la Calidad del Aire y la Salud, centro colaborador de la OMS, de la Universidad Tecnológica de Queenland en Australia, en cuya redacción han colaborado 239 científicos de 32 países diferentes. Publicada en julio de 2020 Oxford por la University Press para la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas.

Un documento publicado en diferentes medios internacionales. Disponible para su descarga, por ejemplo, en la página web de FEDECAI (Federación de Empresas de Calidad Ambiental en Interiores) en el que se manifiesta la necesidad de reconocer el potencial riesgo de contagio por transmisión aérea del virus.  Una vía de transmisión no reconocida inicialmente por la OMS, excepto en ambientes sanitarios, al no existir evidencia científica total. Por su parte, en dicha carta se explica que el contagio por transmisión por aire se produciría a través de la inhalación de gotas microscópicas (micro-droplets) con potencial de infección transportadas por el aire. Tanto a corta como media distancia (escala de habitación).

Está demostrado que el virus es expulsado por personas contagiadas a través de la respiración, el habla, la tos o el estornudo. Se transmite en microgotas lo suficientemente pequeñas (5 µm) como para permanecer en el aire. Un hecho que supone un riesgo de exposición a distancias incluso superiores a los 2 m (decenas de metros) desde la persona infectada, mientras desciende hasta el suelo desde una altura de 1,5 m, incluso a velocidades típicas del aire en un espacio interior. En la carta se recuerda que la transmisión aérea de otros virus similares quedó demostrada, siendo el mecanismo más probable que podía explicar el patrón espacial de contagio. Por lo tanto, se plantea el riesgo de que las personas que comparten espacios interiores puedan inhalar el virus, lo que resulta en infección y por lo tanto en contagio de la enfermedad.  

Medidas complementarias a las actuales para reducir el riesgo de contagio por COVID-19

Mientras llega una vacuna efectiva y se vuelve al trabajo o a los centros docentes, en esta nueva normalidad, estos científicos proponen ciertas medidas preventivas complementarias a las actuales ya conocidas: lavado de manos, distanciamiento social y lo que se conoce como droplet precautions (el uso de mascarillas sería un ejemplo). Insuficientes en su opinión, para reducir el riesgo de transmisión por microgotas exhaladas en el aire por personas infectadas. Este escenario es especialmente preocupante en espacios interiores cerrados. Sobre todo, en aquellos con cierta densidad de ocupación y ventilación deficiente, durante periodos de estancia prolongados (figura 1). Por lo tanto, siguiendo el principio de precaución, se proponen las siguientes estrategias para limitar la expansión del COVID-19 en colegios mediante la reducción del riesgo de transmisión por el aire.

Las medidas propuestas incluyen:

  • Proveer una ventilación suficiente y efectiva. Principalmente en edificios públicos, entornos laborales, colegios, hospitales y residencias de ancianos. Suficiente caudal de aire exterior, reducir la recirculación del aire, etc.
  • Complementar la ventilación general con sistemas de control de infección en el aire. Entre ellos, sistemas de extracción del aire localizados, filtración de aire de alta eficiencia y luces ultravioletas germicidas.
  • Evitar aglomeraciones. Sobre todo, en medios de transporte público y en edificios públicos.

Además, según el documento, estas medidas se implementan fácilmente y muchas no requieren coste económico. Por ejemplo, abrir ventanas y puertas para aumentar la ventilación en los edificios.

En la carta se menciona también a organizaciones como ASHRAE (American Society of Heating, Ventilating  and Air-Conditioning Engineers) o REHVA (Federation of European Heating, Ventilation and Air Conditioning Association).

Estas entidades ya han publicado guías de referencia para sistemas mecánicos de ventilación teniendo en cuenta la evidencia de la transmisión aérea del COVID-19. 

Medidas paliativas para este próximo curso para reducir la transmisión del virus en colegios

También la calidad del aire en los centros docentes en España ha sido cuestionada hace pocos días en los medios. Desde Caloryfrio.com, informamos sobre cómo el COGITI (Consejo General de Colegios Oficiales de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de España), remitía una carta al Ministerio de Educación en la que se manifiesta la preocupación por la mala calidad del aire en las escuelas y cómo afecta a la propagación del COVID-19.

José Antonio Galdón Ruiz, presidente del Consejo, declaró por otra parte en una entrevista realizada en un programa de televisión, que la mayoría de los centros escolares no disponen de ningún sistema de ventilación mecánica para garantizar la renovación del aire interior. Y esto es un problema si lo que se pretende es minimizar el riesgo de contagio del virus, añadía en su intervención.

Es imprescindible que exista una buena calidad del aire interior. Y así se recoge en la reglamentación técnica de edificios de 2008 que, según palabras del presidente, obliga a que exista un mínimo de renovación del aire interior que sólo se puede garantizar por medios mecánicos. Incluido la instalación de filtros del aire exterior y de sistemas de aprovechamiento de la energía para el control del consumo energético en los edificios.

El único sistema del que disponen estos centros para la renovación del aire es el de aperturas de puertas y ventanas. Un sistema poco efectivo si lo que se persigue es asegurar la calidad del aire interior mediante su renovación. Y, por otro lado, difícil de implementar, sin duda, cuando las condiciones climatológicas en el exterior son adversas y es necesario garantizar un confort térmico adecuado para el desarrollo de la actividad docente.

Pero no hay tiempo de instalar sistemas de ventilación adecuados antes de que empiecen las aulas y el coste es elevado. Ante este escenario, el COGITI propone una medida paliativa que consiste en la instalación de detectores de CO², que permitan saber cuándo es necesario llevar a cabo la renovación del aire interior en las aulas mediante la apertura de puertas y ventanas. 

Conclusiones

Tal y como se expone en la carta redactada por los expertos, las medidas propuestas ofrecen más beneficios que desventajas y están basadas en el principio de precaución.

Las consecuencias de su no implementación es que las personas en general piensen que están realmente protegidas simplemente con las medidas actuales, siendo en realidad necesario la puesta en práctica de otras medidas que reduzcan también el riesgo de contagio por otras vías como es la posible transmisión aérea del COVID-19.

En este sentido, la ventilación adecuada de los espacios interiores con arreglo a normativa, para garantizar su eficacia, se plantea inicialmente como una medida eficaz de prevención y de reducción del riesgo de contagio. Porque muy a nuestro pesar, no siempre se van a reunir las condiciones climatológicas y de calidad del aire exterior favorables, para garantizar la ventilación por medios naturales.

Fuente: www.caloryfrio.com

La humedad aumenta la supervivencia del coronavirus en el aire hasta 23 veces más

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El estudio afirma que las gotas pequeñas pueden transportar virus hasta los cinco metros de distancia.

Hasta la fecha está demostrado que el nuevo coronavirus que causa el Covid-19 se propaga a través de actividades respiratorias que van desde el estornudo o la tos a la simple charla o la respiración. Sin embargo, aún existe controversia acerca de si realmente se mantiene activo en el aire, aunque cada vez más indicios apuntan a esta hipótesis. Por ello, los físicos se afanan en saber cómo se transporta el virus SARS-CoV-2 por el aire y cuánto tiempo se mantiene activo.

Ahora, un grupo de científicos de la Universidad de Missouri acaban de publicar un nuevo estudio en la revista « Physics of Fluids» sobre cómo el flujo de aire y los fluidos afectan a las gotitas que se mantienen suspendidas y que pueden ser exhaladas por otras personas, infectándolas. Los cálculos de su modelo revelan, entre otras cosas, un efecto importante y sorprendente de la humedad: el aire húmedo puede alargar la vida útil del virus hasta 23 veces más para gotas medianas.

Las gotitas exhaladas con el aliento humano normal tiene diferentes tamaños, desde aproximadamente una décima parte de una micra hasta las 1.000 micras. A modo de comparación, un cabello humano tiene un diámetro de aproximadamente 70 micras, mientras que una partícula de coronavirus típica tiene menos de una décima parte de una. Las gotitas exhaladas más comunes tienen un diámetro de 50 a 100 micras.

El entorno y la evaporación

Las gotitas exhaladas por un individuo infeccioso contienen partículas de virus, así como otras sustancias, como agua, lípidos, proteínas y sal. La investigación tuvo en cuenta no solo el transporte de gotas a través del aire, sino también su interacción con el entorno circundante, particularmente a través de la evaporación. Así, el equipo consideró las fluctuaciones naturales de las corrientes de aire alrededor de la gota expulsada. Pudieron comparar sus resultados con otros modelos y con datos experimentales sobre partículas de tamaño similar a las gotas exhaladas. Su sistema mostró una concordancia similar a la de los datos del polen de maíz, que tiene un diámetro de 87 micras, aproximadamente el mismo tamaño que la mayoría de las gotas exhaladas.

La humedad afecta el destino de las gotas, ya que el aire seco puede acelerar la evaporación natural. En aire con 100% de humedad relativa, las simulaciones muestran gotas más grandes que tienen 100 micras de diámetro y que caen al suelo aproximadamente a dos metros de la fuente de exhalación. Las gotas más pequeñas, de 50 micras, pueden viajar más lejos, incluso hasta 5 metros en aire muy húmedo, una distancia que concuerda con estudios recientes que señalaban que existían virus viables a una distancia de 4,8 metros de pacientes infectados con COVID-19. Por el contrario, el aire seco puede retardar la propagación: a una humedad relativa del 50%, ninguna de las gotas de 50 micras viajó más allá de los 3,5 metros.

Los investigadores también crearon un modelo en el que imitaban el chorro creado por la tos. «Si la carga de virus asociada con las gotas es proporcional al volumen, casi el 70% del virus se depositaría en el suelo durante la tos», explica Binbin Wang, autor del estudio. «Mantener la distancia física remediaría significativamente la propagación de esta enfermedad al reducir tanto la deposición de gotitas sobre las personas como la probabilidad de inhalación de aerosoles cerca de la fuente infecciosa».

Fuente: www.abc.es

Alemania cree que la «ventilación de edificios» será fundamental por el papel de los aerosoles en el COVID: qué significa y qué implica

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Hace unos días, Angela Merkel daba comienzo al curso político alemán con un discurso en el que detallaba las prioridades de su gobierno en la lucha contra al coronavirus. Entre ellas, hay una que ha llamado la atención de muchas personas y es que decía la canciller que iban «a trabajar en el tema de la ventilación en edificios públicos por el papel que juegan los aerosoles en el coronavirus«.

Otros países como Francia o Japón están en la misma línea, pero ¿qué significa todo esto? ¿Qué conlleva «trabajar en el tema de la ventilación en edificios públicos»? ¿A qué se refieren con «la importancia de los aerosoles»? Y, sobre todo, ¿cómo es posible que más de seis meses después de que todo esto empezara no tengamos un criterio claro y contundente sobre qué hacer con los aires acondicionados, las calefacciones y los sistemas de ventilación?

El encarnizado debate sobre cómo se transmite el coronavirus

Uno de los temas centrales de la discusión científica y política sobre el coronavirus es, ha sido y será cómo se transmite el virusComo hemos explicado en varias ocasiones, el consenso actual entre los investigadores es que hay tres vías fundamentales por las que el virus puede contagiarse: a través del contacto con superficies contaminadas, a través de gotitas de flujo respiratorio y a través del aire (es decir, sin necesidad de gotas). Durante los últimos meses, ha existido una enorme polémica entre investigadores y autoridades sanitarias por dirimir a cuál de ellas hay que prestar más atención.

Mientras un número cada vez mayor de expertos acusaba a la OMS de obviar la evidencia experimental que señala que el virus se transmite por el aire. La OMS, reconociendo que esto es posible, esgrimía datos clínicos que apuntaban a que esa vía de contagio sería poco importante. No obstante, la Organización Mundial de la Salud reconocía que se necesitaba más investigación para cerrar el debate. La buena noticia es que esas investigaciones estaban en marcha.

Por ejemplo, el 4 de agosto se publicó preprint (un artículo ‘no revisado por pares’) que podría ser clave para dirimir este debate: un equipo de investigadores fue capaz de ‘cazar’ un virus en el aire a casi cinco metros de un enfermo en una habitación de un hospital de la Universidad de Florida en Gainesville. Ya teníamos otros trabajos que habían encontrado material genético o restos del virus en el aire, lo importante de esta investigación es que demostró que el virus seguía pudiendo infectar células. Al menos, en el laboratorio.

¿Esto cierra el debate?

La investigación en cuestión es toda una proeza tecnológica. Ni en enfermedades que sabemos a ciencia cierta que se transmiten por el aire (como el sarampión o la tuberculosis) se había logrado hacer. ¿Eso significa que el SARS-CoV-2 es mucho más contagioso que estos? En realidad, no. Los autores del trabajo han utilizado una nueva tecnología que permite recolectar el virus del aire sin dañarlo. La novedad de la técnica y la ausencia de elementos con los que comparar los resultados ha provocado que se planteen algunas dudas. La fundamental es si esos virus presentes en el aire pueden contagiar células en un entorno real, cómo y en qué medida.

Ahí está la clave porque, al fin y al cabo, el debate no es si el virus puede o no puede transmitirse por el aire. El consenso sobre este punto es muy fuerte: sí que puede. El debate trata sobre qué importancia real tiene esa vía de contagio en el contexto de la pandemia. La OMS se ha mostrado muy cauta a reconocer el hecho de que el virus se transmita por el aire, primero, por una cuestión de comunicación pública (el término inglés ‘airbone’ tiene connotaciones negativas) y, segundo, porque cree que basándose en evidencias epidemiológicas, la importancia de la vía aérea es muy pequeña en comparación con vía de los flujos respiratorios. Es decir, bajo su criterio las recomendaciones serían iguales a nivel práctico y se evita la alarma social.

Pero ¿y si la transmisión aérea fuera la más importante?

En el caso de que la vía aérea fuera preponderante, algunas recomendaciones sí serían distintas pese a que la mayor parte seguirían siendo idénticas (o muy similares). La más importante de todas es que cambiaría la distancia de seguridad (que, en este caso, tendría que ser mucho más grande – aunque no hay estudios que pongan cifras claras) y eso repercutiría en otras prácticas como evitar los lugares pequeños y mal ventilados, hacer actividades al aire libre o el uso de mascarilla cuando no se pudiera cumplir la nueva distancia de seguridad. Cambiarían las ratios y las distancias, pero las prácticas sería las mismas

En el caso de la ventilación, que es el que nos ocupa, se requeriría analizar los sistemas de ventilación y alterarlos para minimizar el riesgo de contagio. Como hemos visto en numerosos brotes, cuando una enfermedad se transmite por gotitas de flujo, el aire acondicionado y los sistemas de ventilación tienen como principal efecto el aumentar la distancia que pueden recorrer esas gotitas. Las corrientes de aire las llevan más lejos de lo normal. En cambio, si la enfermedad se transmite por el aire, los sistemas de ventilación podrían acabar diseminando el patógeno por toda la estancia e incluso por todo el edificio como si de humo se tratase.

Si ahora la prioridad es mover el aire lo menos posible y limitar así el alcance de las gotas de flujo; en el escenario aéreo, la prioridad sería renovar y limpiar todo el aire posible cuanto antes. A veces son cosas compatibles, a veces no lo son: sobre todo en el caso del coronavirus que, probablemente, se encuentra en una posición intermedia entre los dos escenarios. Ante las dudas más que razonables que despierta el problema, la recomendación es estudiar con los técnicos la forma de configurar los sistemas de ventilación para que generen menos riesgos (atendiendo a lugar donde nos encontramos).

¿Por qué se pone el acento en la ventilación ahora?

En parte, por el debate público. Algunos científicos están insistiendo en la importancia de los aerosoles en entrevistas, tribunas y redes sociales; y, además, están consiguiendo que esta idea cale precisamente donde sí puede causar cambios importantes: en la forma en la que los ciudadanos ven al virus.

A nivel teórico, la diferencia entre un virus que se transmite por gotas y uno que se transmite por el aire es la misma diferencia que existe entre un estornudo y el humo. Como ya hemos dicho, el SARS-CoV-2 se moverá, en todo caso, en algún punto de esos dos extremos. No obstante, la analogía del humo (y de lo difícil que es eliminarlo) podría ayudar a los ciudadanos a tomarse más en serio la pandemia.

En parte, por la vuelta a la vida «normal» tras el veranoLo que está ocurriendo en muchos países es que, paralelamente al debate sobre la transmisión del virus, muchas autoridades sanitarias, laborales y escolares se están dando cuenta de que es muy difícil cumplir las recomendaciones ya existentes porque las instalaciones e infraestructuras no lo permiten.

En este contexto (y con la intensificación del debate en el espacio público) modificar los sistemas de ventilación de los edificios cerrados no solo es una decisión políticamente más segura, sino que puede ayudar en entornos donde las recomendaciones actuales no puedan aplicarse con todas las garantías. Centrarnos en la ventilación es algo mucho más ‘asumible’ que ampliar a tres o cuatro metros la distancia de seguridad.

Un estudio realizado en los Países Bajos vincula la mala calidad del aire con el aumento de muertes por COVID-19

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La contaminación del aire y el COVID-19 son bien conocidos por causar o exacerbar la dificultad respiratoria, y un nuevo análisis sugiere que los dos factores pueden interactuar. Como parte de una serie de informes del Instituto IZA de Economía Laboral, los investigadores han descubierto que las regiones de los Países Bajos con mayor contaminación del aire tienen un mayor número de casos, hospitalizaciones y muertes de COVID-19. Sin embargo, enfatizan que los hallazgos no prueban una relación causal. 

Holanda, hogar de más de 17 millones de personas, ha experimentado más de 50.000 casos de COVID-19. El estudio comparó las lecturas de la calidad del aire de 355 municipios del país, incluidos datos sobre dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y partículas finas. El equipo descubrió que las áreas que tenían niveles de contaminantes incluso ligeramente más altos tendían a tener más casos, hospitalizaciones y muertes. Los autores calcularon que si las áreas más contaminadas, que medían una concentración de 12,3 µg / m 3 de partículas finas, se reducían a la mitad, haciéndolas comparables a los 6,9 µg / m 3concentración de las regiones menos contaminadas, “nuestros resultados sugieren que esto conduciría a 82 casos menos de enfermedades, 24 ingresos hospitalarios menos y 19 muertes menos, simplemente como resultado del cambio en la contaminación”, escriben para The Conversation .

“Lo que me llamó la atención fue que se trataba de una relación sólida”, dice a The Guardian el coautor Matthew Cole, profesor de economía ambiental en la Universidad de Birmingham en el Reino Unido . 

Un estudio previo a la impresión en los Estados Unidos encontró que solo 1 µg / m 3 más de partículas finas en el aire correspondía a un 8 por ciento más de muertes relacionadas con COVID-19. El nuevo estudio encontró que en los Países Bajos, para el mismo aumento de partículas finas, la tasa de mortalidad era hasta un 16 por ciento mayor. Los autores atribuyen las diferencias en los resultados a las amplias variaciones de la densidad de población dentro de los EE. UU., Lo que dificulta el promedio de las cifras en todo el país.

Los análisis anteriores han examinado un vínculo entre la contaminación del aire y COVID-19 en los países europeos y han encontrado una relación positiva entre los contaminantes y la tasa de mortalidad. Este último estudio sobre los Países Bajos miró más allá de los números en sí mismos y corrigió con mayor precisión el desbordamiento espacial, lo que no se han hecho estudios anteriores, incluida la proximidad a las fronteras internacionales y la cantidad de tráfico entre países, la ubicación de los aeropuertos y los destinos a los que sirven. y cómo las áreas costeras están protegidas de muchas de esas variables.

«A medida que se analiza un posible vínculo entre la contaminación del aire y el progreso de COVID-19, estamos comenzando a ver que surgen estudios mucho mejores», dice Frank Kelly, profesor de la escuela de salud pública del Imperial College London que no participó en el estudio. El guardián . «Este nuevo estudio parece ser el mejor hasta la fecha».

Fuente: www.the-scientist.com

La contaminación del aire interior de los edificios es más peligrosa que la del exterior

La mala calidad del aire en el interior de los edificios se cobra más vidas al año que la contaminación urbana.

Cuando oímos la palabra “polución”, automáticamente se nos viene a la cabeza los humos de los tubos de escape y la siniestra “boina” que se cierne sobre las grandes ciudades. Pero son mucho peores las miasmas que circulan por el interior de los edificios: se calcula que cada año mueren en torno a 4,3 millones de personas a consecuencia de la contaminación de puertas adentro, mientras que la mala calidad del aire de las urbes se cobraría algo menos: 3,7 millones.

Las causas de tan alarmantes cifras hay que buscarlas no solo en las deficiencias de los llamados “edificios inteligentes” o las bacterias, compuestos químicos, hongos y virus patógenos que infestan el interior de los inmuebles (donde pasamos el 90% del tiempo), sino también en el uso de carbón y madera para cocinar, aún muy extendido en los países del Tercer Mundo.

“A menudo, la solución es tan simple como abrir las ventanas, pero el problema mejoraría si los edificios tuvieran pequeños sensores, baratos y de bajo consumo, que informaran a las familias o a los trabajadores de la situación en tiempo real. Así podríamos saber cuándo y en dónde aumentan los niveles de polución y actuar en consecuencia”, señala Prashant Kumar, de la Universidad de Surrey (Reino Unido), coautor de un estudio internacional dado a conocer en la revista Science of Total Environment.

Otra investigación reciente dirigida por Kumar señala también la importancia de la ubicación de los edificios. Según se puede leer en su trabajo, esta vez publicado en la revista Enviromental Pollutionun factor de riesgo importante son las intersecciones de tráfico, donde se duplican las concentraciones de partículas nocivas para la salud aunque no haya grandes embotellamientos. Esta insana exposición afectaría sobre todo a los ocupantes de las plantas bajas, a ras de calle, de los inmuebles.

Cada año mueren en torno a 4,3 millones de personas a consecuencia de la contaminación de puertas adentro.

Fuente: www.muyinteresante.es

Coronavirus: «La calidad del aire puede prevenir epidemias»

Separ aborda cómo la contaminación ambiental ha influido en el Covid-19 en un nuevo webinar.

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ha celebrado este 2 de junio un nuevo webinar sobre el ‘Impacto de la contaminación ambiental en el Covid-19‘. Una temática que, como ha explicado su presidente, Carlos A. Jiménez Ruiz, es doblemente actual: por un lado, por abordar la pandemia del coronavirus y, por otro, por tratar la influencia de los contaminantes en la salud respiratoria. 

Jiménez Ruiz ha sido el moderador junto a Vicente Plaza, director del Comité de Fromación y Docencia, en una reunión donde la primera ponente en exponer ha sido Pilar Cebollero, del Complejo Hospitalario de Navarra, para hablar de lo esencial de la contaminación ambiental y la patología respiratoria.

«En 2016 más del 91 por ciento de la población mundial vivía en lugares donde no se respetan las directrices de la Organización Mundial de la Salud sobre calidad de aire. Las muertes prematuras por esta causa ascendían a a 4,2 millones en el mundo, el 91 por ciento en países de medianos y bajos ingresos», ha explicado a modo de introducción. Hasta un 18 por ciento de estas muertes eran por EPOC y por infecciones agudas. Hasta en un seis por ciente lo eran por cáncer de pulmón

Cebollero ha citado al material particulado, el ozono, el NO2, el SOo el CO como algunos de los principales contaminantes.

En el caso del material particulado, ha señalado que las personas con asma, diabetes y enfermedades crónicas respiratorias cardiovasculares son especialmente vulnerables a estas partículas, que pueden ser sólidas o líquidas y que  pueden mantenerse en suspesión y moverse. «Tiene efectos agudos en la salud pero también efectos crónicos sobre enfermedades respiratorias, pero también alteración del sistema inmune y de la morbilidad cardiovascular», ha explicado. 

En el caso del NO2en concentraciones por encima de 0.2 ppm causa tos, sibilantes, disnea, broncoespasmo o edema. También ha señalado que la contaminación tiene un gran efecto en el asma: aumenta el riesgo de exacerbaciones y empeoramiento de los síntomas; aumenta la prevalencia: empeora la función pulmonar; y hay un posible aumento de la sensibilización alérgica en la exposición a ozono

Fuente: www.redaccionmedica.com