Los expertos advierten: «Cerca del 75% de los contagios de coronavirus se estarían produciendo por aerosoles»

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Son trocitos de saliva o de fluido respiratorio que expulsamos al respirar o hablar lo suficientemente pequeños para flotar en el aire. El experto en química-física de aerosoles atmosféricos de la Universidad de Colorado, José Luis Jiménez, sostiene que si no actuamos en consecuencia no se va a poder frenar del todo la pandemia.

«Cerca del 75% de los contagios se estaría produciendo por aerosoles«, así de tajante se ha pronunciado en ‘Al Rojo Vivo’ el experto en química-física de aerosoles atmosféricos de la Universidad de Colorado, José Luis Jiménez.

El experto ha explicado que los aerosoles son trocitos de saliva o de fluido respiratorio que salen de nosotros cuando respiramos o hablamos y que son lo suficientemente pequeños para flotar en el aire, a diferencia de las gotículas a las que se refiere la OMS cuando habla de transmisión.

De este modo, al quedar en el aire las podemos respirar y quedar infectados al depositarse en los pulmones. Jiménez ha señalado que las pruebas son abrumadoras y ha defendido que hay que promover la detección por esta vía porque, ha señalado, si no la pandemia «va a ser más difícil de controlar».

Sobre las reticencias de la OMS, Martínez ha explicado que se resiste mucho a aceptarlo porque «los científicos de enfermedades infecciosas y epidemiólogos tienen una tradición desde hace muchos años de que la transmisión por aerosoles es muy difícil».

«Aunque los que sabemos de aerosoles les estamos diciendo que están totalmente equivocados y que lo que dicen y en lo que se basan no tienen ninguna base, no les entra en la cabeza. no tiene nada que ver con políticos, es una cosa entre científicos», ha subrayado.

Cómo evitar el contagio por aerosoles

Para evitar contagios por aerosoles, el experto ha subrayado que lo que más funciona es evitar los espacios interiores: «Los estudios de rastreo muestran que es un 20% más difícil contagiarse en el exterior».

Así, para la vuelta al cole recomienda que los centros educativos reserven los parques para desarrollar las clases que se puedan en ellos todos los días que sea posible.

También recomienda reducir el tiempo en los interiores, sobre todo si hay mucha gente y no hay buena ventilación, reducir la duración del tiempo pasado en estos lugares y evitarlos si hay gente sin mascarilla, hablando, cantando o gritando

«Hay que prestar atención y tratar de evitar estas circunstancias», ha reiterado el experto, que también ha indicado que la mascarilla reduce el riesgo pero no elimina. «Para que reduzcan una cantidad importante tienen que ser FFP2 y hay que hacer pruebas de ajuste», ha afirmado.

Por eso, ha indicado que si vamos a ver a una persona vulnerable con la que no vivimos, lo recomendable es «abrir las ventanas, hacerlo fuera, en el balcón, en la calle, donde se pueda, por supuesto con la mascarilla, pero no es suficiente sobre todo si se va a pasar mucho tiempo».

En cuanto a la duración de los aerosoles en el aire, ha asegurado que si no se van por la ventilación, tardan en desaparecer entre una hora y dos, pero si se abren las ventanas o se pone un ventilador en la ventana, tardan mucho menos en desaparecer.

Fuente: www.lasexta.com

Ventilación y filtración en las aulas para reducir el contagio por aerosoles

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El Vicepresidente de Aescai, Rafael Villagrá, en las Noticias de TV Castilla y León: adecuar las aulas para reducir el contagio del coronavirus.

Como mejorar las aulas contra el contagio del coronavirus

Entrevista al Vicepresidente de Aescai, Rafael Villagrá, en Onda Cero: como proteger adecuadamente las aulas contra el contagio del coronavirus.

Fuente: www.ondacero.es

¿Cómo ventilar las aulas para evitar el Covid-19?

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Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y técnicos de la Asociación Mesura han elaborado una guía en la que aconsejan la ventilación natural en las aulas para reducir el riesgo de contagio del coronavirus y, en caso necesario, combinarla con equipos de purificación del aire.

En concreto, el documento establece las recomendaciones para que la ventilación y la purificación del aire sea eficaz según el volumen de la sala, el número y la edad de los ocupantes, la actividad realizada y la incidencia de casos en la región. Además, proporciona las herramientas para determinar si las condiciones de ventilación alcanzadas son adecuadas.

«La ventilación es la renovación de aire, es decir, sustitución del aire interior potencialmente contaminado, con aire exterior libre de virus. Y la purificación del aire consiste en la eliminación de las partículas en suspensión, susceptibles de contener virus», ha aclarado la investigadora María Cruz Minguillón, que ha elaborado la guía junto al investigador Xavier Querol, ambos del IDAEA-CSIC, y con la colaboración de José Manuel Felisi y Tomás Garrido, de la Asociación Mesura.

En este sentido, los investigadores indican en la guía que la reducción del riesgo de contagio se consigue disminuyendo la emisión y la exposición a las partículas en suspensión, también llamadas aerosoles, susceptibles de contener virus, que se pueden acumular. La exposición a este aire puede resultar en infecciones.

La emisión se puede reducir mediante la disminución del número de personas en el aula; el silencio, o con volumen de habla bajo (hablar alto o gritar incrementa la emisión 300 veces), así como el uso de mascarilla bien ajustada. Además, la exposición se puede reducir mediante uso de mascarilla bien ajustada, la reducción del tiempo de exposición, el aumento de la distancia interpersonal, y la ventilación o purificación del aire para eliminar o reducir la concentración de virus en el aire.

Ahora bien, los expertos del CSIC señalan que la ventilación necesaria para reducir el riesgo de contagio depende del volumen de la sala, el número y la edad de los ocupantes, la actividad realizada, la incidencia de casos en la región y el riesgo que se quiera asumir. Esta guía sigue las recomendaciones de la guía de la Universidad de Harvard, que recomienda 5-6 renovaciones de aire por hora para aulas de 100 metros cuadrados, con 25 estudiantes de 5-8 años. Esto equivale a unos 14 litros por persona y segundo.

PREFERENCIA POR LAS ACTIVIDADES EN EL EXTERIOR

Sin embargo, insisten en que las actividades en exterior son siempre preferibles al interior, si bien en caso que la actividad tenga que ser interior, es preferible en aulas con ventilación natural, especialmente ventilación cruzada (ventanas y puertas en lados opuestos).

Así, se propone la utilización de equipos extractores o impulsores individuales si la ventilación natural no es suficiente. En caso de disponer de sistemas centralizados de ventilación, la tasa de aire exterior se debe incrementar y la recirculación se debe reducir. Si no se puede recurrir a ninguna medida de ventilación, se debe purificar el aire con equipos provistos de filtros ‘HEPA’.

La solución, a juicio de los investigadores, puede ser una combinación de opciones, por ejemplo, ventilación natural y purificación. Para evaluar si una configuración dada es suficiente la guía describe dos métodos basados en medidas de dióxido de carbono (CO2) que tienen como finalidad determinar cuantitativamente la ventilación de un aula.

La guía es aplicable a otros espacios interiores como oficinas u otros edificios de uso público. Estas recomendaciones no sustituyen al uso de mascarillas, el mantenimiento de la distancia y las medidas de higiene, que siguen siendo de necesaria aplicación.

Finalmente, los investigadores advierten de que el «el riesgo de contagio cero no existe», y por lo tanto las medidas que recoge la guía «reducen el riesgo, pero no lo eliminan completamente». Además, recalcan que la guía no sustituye el servicio de profesionales de ventilación y tratamiento de aire, pues algunos emplazamientos pueden requerir cálculos complejos que no necesariamente puedan asumir los usuarios finales.

Fuente:wwww.bolsamania.com

Cómo ventilar una habitación y usar purificadores de aire para protegerte del coronavirus

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La gran mayoría de la transmisión del SARS-CoV-2 ocurre en interiores, la mayor parte por la inhalación de partículas en el aire que contienen el coronavirus. La mejor manera de evitar que el virus se propague en un hogar o negocio sería simplemente mantener alejadas a las personas infectadas. Pero esto es difícil de hacer cuando se estima que el 40% de los casos son asintomáticos y las personas asintomáticas aún pueden transmitir el coronavirus a otras personas.

Las máscaras hacen un trabajo decente para evitar que el virus se propague al medio ambiente, pero si una persona infectada está dentro de un edificio, es inevitable que algún virus se escape al aire.

Soy profesor de ingeniería mecánica en la Universidad de Colorado Boulder. Gran parte de mi trabajo se ha centrado en cómo controlar la transmisión de enfermedades infecciosas transmitidas por el aire en interiores, y mi propia universidad, las escuelas de mis hijos e incluso la Legislatura del Estado de Alaska me han pedido consejos sobre cómo hacer que los espacios interiores sean seguros durante este período. pandemia.

Una vez que el virus se escapa al aire dentro de un edificio, tiene dos opciones: traer aire fresco del exterior o eliminar el virus del aire dentro del edificio.

Se trata de introducir aire fresco del exterior
El espacio interior más seguro es aquel que constantemente tiene mucho aire exterior reemplazando el aire viciado del interior.

En los edificios comerciales, el aire exterior generalmente se bombea a través de sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC). En los hogares, el aire exterior entra a través de ventanas y puertas abiertas, además de filtrarse por varios rincones y grietas.

En pocas palabras, cuanto más aire fresco del exterior haya dentro de un edificio, mejor. Traer este aire diluye cualquier contaminante en un edificio, ya sea un virus o algo más, y reduce la exposición de cualquier persona dentro. Los ingenieros ambientales como yo cuantifican la cantidad de aire exterior que ingresa a un edificio utilizando una medida llamada tasa de intercambio de aire. Este número cuantifica la cantidad de veces que el aire del interior de un edificio se reemplaza por aire del exterior en una hora.

Si bien la tasa exacta depende de la cantidad de personas y el tamaño de la habitación, la mayoría de los expertos consideran que aproximadamente seis cambios de aire por hora son buenos para una habitación de 10 pies por 10 pies con tres o cuatro personas en ella. En una pandemia, esto debería ser más alto, con un estudio de 2016 que sugiere que un tipo de cambio de nueve veces por hora redujo la propagación del SARS, MERS y H1N1 en un hospital de Hong Kong.

Muchos edificios en los EE. UU., Especialmente las escuelas, no cumplen con las tasas de ventilación recomendadas. Afortunadamente, puede ser bastante fácil introducir más aire exterior en un edificio. Mantener las ventanas y puertas abiertas es un buen comienzo. Poner un ventilador de caja en una ventana que sopla puede aumentar enormemente el intercambio de aire también. En edificios que no tienen ventanas operables, puede cambiar el sistema de ventilación mecánica para aumentar la cantidad de aire que bombea. Pero en cualquier habitación, cuanta más gente haya adentro, más rápido se debe reemplazar el aire.

Usando CO2 para medir la circulación del aire
Entonces, ¿cómo saber si la habitación en la que se encuentra tiene suficiente intercambio de aire? En realidad, es un número bastante difícil de calcular. Pero hay un valor fácil de medir que puede ayudar. Cada vez que se exhala, se libera CO2 al aire. Dado que el coronavirus se transmite con mayor frecuencia al respirar, toser o hablar, se puede usar los niveles de CO2 para ver si la habitación se está llenando de exhalaciones potencialmente infecciosas. El nivel de CO2 permite calcular si entra suficiente aire fresco del exterior.

En exteriores, los niveles de CO2 están apenas por encima de las 400 partes por millón (ppm). Una habitación bien ventilada tendrá alrededor de 800 ppm de CO2. Un poco más alto que eso y es una señal de que la habitación podría necesitar más ventilación.

El año pasado, investigadores de Taiwán informaron sobre el efecto de la ventilación en un brote de tuberculosis en la Universidad de Taipei. Muchas de las habitaciones de la escuela estaban subventiladas y tenían niveles de CO2 superiores a las 3.000 ppm. Cuando los ingenieros mejoraron la circulación del aire y lograron niveles de CO2 por debajo de 600 ppm, el brote se detuvo por completo. Según la investigación, el aumento de la ventilación fue responsable del 97% de la disminución de la transmisión.

Dado que el coronavirus se propaga por el aire, los niveles más altos de CO2 en una habitación probablemente significan que hay una mayor probabilidad de transmisión si una persona infectada está adentro. Según el estudio anterior, recomiendo intentar mantener los niveles de CO2 por debajo de 600 ppm. Puede comprar buenos medidores de CO2 por alrededor de $ 100 en línea; solo hay que asegúrarse de que tengan una precisión de 50 ppm.

Limpiadores de aire
Si se encuentra en una habitación que no puede obtener suficiente aire exterior para la dilución, considere un filtro de aire, también llamado purificador de aire. Estas máquinas eliminan las partículas del aire, generalmente utilizando un filtro hecho de fibras de tejido apretado. Pueden capturar partículas que contienen bacterias y virus y pueden ayudar a reducir la transmisión de enfermedades.

La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. Dice que los filtros de aire pueden hacer esto para el coronavirus, pero no todos los filtros de aire son iguales. Antes de salir y comprar uno, hay algunas cosas que debe tener en cuenta.

Lo primero que se debe considerar es qué tan efectivo es el filtro de un purificador de aire. Su mejor opción es un limpiador que utilice un filtro de aire de partículas de alta eficiencia (HEPA), ya que estos eliminan más del 99,97% de todos los tamaños de partículas.

La segunda cosa a considerar es qué tan poderoso es el limpiador. Cuanto más grande sea la habitación, o cuantas más personas haya en ella, más aire debe limpiarse. Trabajé con algunos colegas de Harvard para crear una herramienta que ayude a los maestros y las escuelas a determinar qué tan poderoso es un filtro de aire que se necesita para diferentes tamaños de aula.

Lo último a considerar es la validez de las afirmaciones hechas por la empresa que produce el filtro de aire.

La Asociación de Fabricantes de Electrodomésticos certifica los limpiadores de aire, por lo que el sello Verifide de AHAM es un buen lugar para comenzar. Además, la Junta de Recursos del Aire de California tiene una lista de purificadores de aire que están certificados como seguros y efectivos, aunque no todos usan filtros HEPA.

Mantenga el aire fresco o salga
Tanto la Organización Mundial de la Salud como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. Dicen que la mala ventilación aumenta el riesgo de transmitir el coronavirus.

Si tiene el control de su entorno interior, asegúrese de que está recibiendo suficiente aire fresco del exterior que circula hacia el edificio. Un monitor de CO2 puede ayudarte a darte una pista si hay suficiente ventilación, y si los niveles de CO2 comienzan a subir, abre algunas ventanas y tómate un descanso afuera. Si no puede entrar suficiente aire fresco en una habitación, un filtro de aire podría ser una buena idea. Si obtiene un filtro de aire, tenga en cuenta que no eliminan el CO2, por lo que, aunque el aire podría ser más seguro, los niveles de CO2 aún podrían ser altos en la habitación.

Si entra a un edificio y hace calor, esta congestionado y lleno de gente, es probable que no haya suficiente ventilación. Date la vuelta y vete.

Si presta atención a la circulación y la filtración del aire, las mejora donde puede y se mantiene alejado de los lugares donde no puede, puede agregar otra herramienta poderosa a su kit de herramientas contra el coronavirus.

Fuente: www.theconversation.com

La teoría del contagio de coronavirus por aerosoles gana peso: así debemos protegernos

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El debate encendido en la comunidad médica y científica sobre la transmisión del Covid-19 a través de aerosoles no es nuevo, pero en las últimas semanas gana cada vez más peso la teoría de que esas pequeñas gotículas que pueden quedar flotando en el aire durante horas son las responsables de muchos contagios.

Este martes, científicos estadounidenses liderados por Kimberly A. Prather, del Instituto Scripps de Oceanografía (Estados Unidos), advirtieron, en una carta publicada en la prestigiosa revista «Science», que «existe evidencia abrumadora» de que la inhalación del coronavirus a través de aerosoles representa «una importante vía de transmisión de la enfermedad». Señalan que las personas con Covid-19, muchos de ellos sin síntomas, «liberan miles de aerosoles cargados de virus y muchas menos gotitas al respirar y hablar». «Por lo tanto, es mucho más probable que uno inhale aerosoles que sea rociado por una gota, y por lo tanto el equilibrio de la atención debe cambiarse a la protección contra la transmisión aérea», insisten.

Además de la exigencia del uso de mascarillas, el distanciamiento social y la higiene de manos, instan a los políticos a que añadan «una orientación clara sobre la importancia de trasladar las actividades al exterior, mejorar el aire interior utilizando la ventilación y la filtración, y mejorar la protección de los trabajadores de alto riesgo».

La opinión de estos investigadores contradice al director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, quien aseguró el pasado jueves que «no hay evidencias sólidas de que haya habido transmisión probada por aerosoles en medios sociales normales», aunque reconoció que hay grupos que están proponiéndolo como un mecanismo de transmisión posible.

Tampoco la OMS reconoce aún oficialmente la transmisión por aerosoles, a pesar de que, en julio de este año, 239 científicos de 32 países, encabezados por la australiana Lidia Morawska, firmaban una carta abierta en la que urgían a reconocer la importancia de esta forma de contagio.

Los CDC ya los tienen en cuenta

Los que sí reconocen ya la posibilidad de contagios por aire, aunque destacan que no es la forma más frecuente de transmisión, son los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). «Algunas infecciones pueden ser por exposición al virus en pequeñas gotas y partículas que pueden durar en el aire desde minutos a varias horas», han publicado los CDC en su página web.

Estas pequeñas partículas pueden provocar un contagio a más de seis pies (1,8 metros) de distancia «de la persona que está infectada o después de que esa persona salga del lugar». «En estas circunstancias» el «contagio ocurrió en espacios mal ventilados y cerrados con actividades que implican respiración profunda, como el canto o el ejercicio físico», apuntan.

El doctor José Luis Jiménez, experto en aerosoles de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) y uno de los firmantes de la carta publicada en «Science», es un firme defensor de que el Covid-19 se transmite «sobre todo por el aire», no por gotas y superficies. En su opinión, los CDC «minimizan la importancia de la transmisión aérea. Sabemos que los eventos de superpropagación son un componente importante de la transmisión. Y cada evento de superpropagación que se ha estudiado parece estar dominado por la transmisión de aerosoles», escribe en un hilo en su cuenta de Twitter, donde el investigador asegura también: «en mi humilde opinión, las transmisión por aerosoles es la explicación más probable del brote en la Casa Blanca».

Durante su intervención este martes en el debate «La pandemia que está doblegando a España: ¿qué está fallando?, ¿qué hacemos ahora?», organizado por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), José Luis Jiménez ha apuntado que la evidencia a favor de la vía de transmisión por aerosol es «abrumadora», informa Ep. «Costó muchas décadas que se reconociera que la tuberculosis o el sarampión se contagiaban por el aire. Se ha repetido este mismo error con el Covid-19. La OMS está atascada en una ciencia del siglo XIX y tenemos que llegar al siglo XXI», ha señalado.

Con respecto a España, el investigador asegura que en el interior de bares y restaurantes la ventilación es «inexistente». «La mayoría son incubadoras del virus; sin embargo, se mantienen abiertos y se pretendían cerrar los parques», ha criticado. En esta línea, José Luis Jiménez ha resaltado la necesidad de trasladar lo máximo posible la actividad a exteriores, junto a otras medidas útiles para frenar los contagios: «Hay que hacer todo lo que se pueda fuera, ajustarse bien la mascarilla y reducir el tiempo y la cantidad de gente en interiores, junto con ventilar constantemente».

La directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio, ha respondido a Jiménez durante la mesa de debate que desde el Ministerio de Sanidad se está intentado «incorporar estas investigaciones en los documentos» para «recoger esta posibilidad» de contagio. «Somos conscientes de algún estudio que está en marcha. Los espacios cerrados donde se habla o se canta son elementos que pueden favorecer muchísimo la transmisión. Siempre que se pueda hay que tener ventilación al máximo posible. Así lo intentamos recoger en los protocolos y en nuestra comunicación con la ciudadanía», ha insistido.

«En la actualidad ningún grupo científico niega la transmisión por aerosoles que, por lo demás, es ampliamente reconocida en espacios interiores mal ventilados. Las diferencias estriban en cuánta importancia se le otorga en el conjunto de la transmisión», escribe Salvador Peiró, investigador del Fisabio en este artículo. En su opinión, el «explosivo comportamiento» del SARS-CoV-2 en determinados espacios cerrados, como las empresas (cárnicas), centros colectivos (residencias, hospitales, prisiones y otros), discotecas, transporte de larga duración, «aun sin descartar la posibilidad de transmisión por gotitas, también sugiere fuertemente la transmisión por aerosoles».

«Quizás va siendo hora de limitar menos las actividades al aire libre –evitando aglomeraciones y espacios muy tabicados–, que tienen mucho menos riesgo de transmisión que los espacios cerrados y, sobre todo, incorporar la ventilación como estrategia esencial en estos últimos», concluye Peiró en su texto.

Fuente: www.abc.es

Coronavirus. «Mascarilla, higiene y distancia pueden no ser suficientes, hay que sumar la ventilación»

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Desde hace tiempo, científicos e investigadores defienden que la mayor forma de transmisión del coronavirus es a través del aire, de los aerosoles, aquellas partículas que se encuentran suspendidas en el aire y que se forman cuando hablamos, respiramos, estornudamos, tosemos o cantamos.

Esto quiere decir que si nos quitamos la mascarilla en las terrazas o bares cuando vamos a tomar algo, podremos contagiarnos fácilmente de la COVID-19 si estas partículas infecciosas siguen flotando en el aire.

«Existe una evidencia abrumadora de que la inhalación de SARS-CoV-2 representa una ruta de transmisión importante para la COVID-19″, escribieron 239 científicos de 32 países el pasado 5 de octubre para alertar del contagio del coronavirus por vía aérea en una carta publicada en la revista Science.

Xavier Querol, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, es uno de esos expertos y ha hablado para NIUS, donde ha dado las claves para evitar este tipo de contagios.

La importancia de la ventilación

“Hay que seguir respetando las medidas de Sanidad, es decir, llevar mascarilla y mantener una buena higiene de manos y distancia con los demás. También teletrabajar siempre que sea posible, evitar coger el transporte público en hora punta, hacer todas las actividades posibles al aire libre, etc. Pero todo esto puede no ser suficiente y a la mascarilla, la higiene y la distancia, hay que sumarles la ventilación”, explica Querol sobre las medidas de prevención.

“Cogiendo la idea de los filósofos griegos, no podemos bañarnos en el mismo agua de un río cuando este fluye, pero si le ponemos una presa, esta se estanca y el agua es la misma. Es exactamente lo que pasa con el aire, para el que sus presas son las ventanas y las puertas cerradas. Las gotas más pequeñas pueden permanecer hasta tres horas en un espacio cerrado pero, si ventilamos, el aire se renueva y reducimos la posibilidad de infección vía aerosoles”, advierte el experto.

En cuanto al método más eficaz para la ventilación, Querol dice: “Siempre dependerá del espacio. Ventilar por vía natural no cuesta dinero y lo podemos hacer en casa, en la mayoría de clases… aquí podemos hacerlo a través de la ventilación cruzada, es decir, abriendo ventanas o puertas que se encuentren opuestas entre sí para que corra el aire. De hecho, es importante hacerlo en casa porque es un lugar en el que no usamos mascarilla”.

“Hay que introducir aire fresco dentro del sistema de ventilación del edificio, cosa que renueva entre un 30 y un 50% del aire y hace que no circule en un circuito cerrado. Sin embargo, es una opción que supone un mayor consumo energético”, avisa.

“Por otro lado, en quirófanos, espacios de Unidad de Cuidados Intensivos u otros en los que hay que evitar que entren microbios y patógenos, es obvio que no podemos ventilar, por lo que es necesario colocar en el sistema de ventilación filtros HEPA, que son muy eficaces ya que retienen el 100% de las partículas. Pero esto es un añadido al uso de mascarillas, tener una buena higiene y mantener la distancia siempre que sea posible, por supuesto”, añade.

Distancia de seguridad

Sobre la distancia de seguridad de dos metros entre personas, Querol explica: “En espacios interiores que estén bien ventilados y en los que se lleve mascarilla, sí son válidos. Pero si estamos en un lugar sin ventilar y donde no nos protejamos con mascarilla, está claro que los dos metros no serán suficientes. Y en el exterior, podemos estar en una corriente de aire tremenda, pero si te paras a hablar con una persona que, por ejemplo, está haciendo ‘footing’ y respira de forma agitada, también hay que adoptar una separación mayor”.

Mascarillas quirúrgicas para prevenir contagios

Para el experto, “las mascarillas quirúrgicas son las que protegen a los demás y, si las llevamos todos, no habrá peligro, así que dejemos las protectoras para sanitarios, policías y profesionales que estén más expuestos a posibles contagios”, añade.

“No hay que pensar que por estar en un exterior, no hay que llevar mascarilla. El virus se transmite a través micropartículas de saliva expelidas al hablar, pero cuando alzamos la voz o gritamos, expulsamos más y llegan más lejos. Por cada gota de ‘Flügge’ que vemos salir de nuestra boca, emitimos entre 500 y 1.000 pequeñas que podemos respirar o nos pueden caer en las manos o en la boca. Y no solo eso, sino que en una mesa con, por ejemplo, diez comensales, tocar la misma botella de agua que los demás también supone un riesgo”, advierte.

Debate sobre la transmisión aérea con la OMS

Sobre el debate con la Organización Mundial de la Salud (OMS), Querol explica: “Acepta nuestra teoría, pero está en discusión si la cantidad de contagios que supone esta vía es relevante. Está claro que hay casos que no se pueden explicar sin esta opción, pero no sabemos cuántos son y por eso la OMS sigue reticente a darle la importancia que defendemos”.

“En este debate, hay investigadores que defienden que el contagio por aerosoles supone el 70% del total, mientras que otros sostienen que es mucho menos. Sea así o sea menos, no se trata de llegar al consenso absoluto, sino que debemos adoptar el principio de precaución: si todas las medidas adicionales de las que hemos hablado no son costosas ni incompatibles con el resto, debemos tomarlas”, finaliza el experto para NIUS.

Fuente: www.as.com

Los científicos urgen a tomar medidas ante «las pruebas abrumadoras» de la transmisión del coronavirus por el aire

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Un grupo de científicos ha urgido a las autoridades a tomar medidas ante las «pruebas abrumadoras» de que el coronavirus se contagia por el aire, al inhalar el patógeno.

En una carta publicada en la revista Science, los investigadores de diversas universidades de Estados Unidos advierten de que los enfermos de COVID-19, con o sin síntomas, liberan muchos más aerosoles cargados de virus al respirar o hablar que gotículas, por lo que el contagio es mucho más probable que se produzca por el aire.

Por ello, han instado a las autoridades de salud pública a tomar medidas que vayan en la dirección de favorecer las actividades en el exterior, mejorar el aire de los espacios cerrados con ventilación y filtración, así como a proteger a los trabajadores de alto riesgo, han enumerado los autores, dirigidos por la química Kimberly A. Prather, de la Universidad de California, en San Diego.

Se trata de subrayar este tipo de directrices, han dicho los expertos, que complementen a las ya extendidas como el uso de mascarillas, la distancia de seguridad y la higiene.

Piden «armonizar los debates» sobre la transmisión del virus

La misiva considera urgente «armonizar los debates sobre los modos de transmisión del virus» para poder, así, definir estrategias de control más eficaces y claras.

Uno de los problemas que han destacado es la falta de consenso en la terminología para distinguir entre aerosoles y gotículas. Por ello, han reivindicado utilizar el umbral de tamaño de 100 micrones (μm), frente a los 5 μm. «Este tamaño delimita más eficazmente su comportamiento aerodinámico, la capacidad de ser inhalado y la eficacia de las intervenciones», han señalado. 

Los virus en gotículas (más grandes que 100 μm) caen al suelo en segundos y llegan hasta dos metros, por lo que su exposición puede reducirse con la distancia física. Los virus en aerosoles (menores de 100 μm), en cambio, «pueden permanecer suspendidos en el aire durante muchos segundos u horas, como el humo, y ser inhalados», han apuntado. 

Puesto que pueden llegar más allá de dos metros y acumularse en espacios interiores mal ventilados, los investigadores han advertido del riesgo de «superdifusión» si se dan las condiciones adecuadas.

Fuente: www.rtve.es

Vuelta al cole y COVID-19: una recomendación, ¡que corra el aire!

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El verano suele ser la estación más deseada por mucha gente. Este año la situación ha sido diferente, y la que suele ser una época del año de viajes, playa y fiesta se ha convertido en 3 meses de calor conviviendo con ese ‘extraño’ virus COVID-19 que continúa propagándose. A pesar de que había esperanzas en que el coronavirus comenzara a desaparecer en verano, lo cierto es que los casos en junio, julio y agosto han ido aumentando.

Medidas básicas para una vuelta al cole ‘segura’

Las recientes evidencias científicas muestran que los menores parecen contagiarse entre un tercio y la mitad que los adultos, aunque si su edad es más avanzada -mayores de 10 años- pueden ser igual de contagiosos. Esta situación ha preocupado a familias y docentes de todo el mundo y se han replanteado la planificación ante una vuelta a la escuela más segura.

En España, desde el pasado lunes, más de cinco comunidades autónomas (CCAA) han vuelto a las aulas en medio de la preocupación por el repunte de contagios. La primordial para comenzar el curso es que la incidencia a la enfermedad sea baja -menos de 25 casos por 100.000 habitantes en 14 días-, lamentablemente la situación es diferente y todas las CCAA superan con creces los valores de incidencia.

Las mascarillas van a continuar siendo obligatorias para todos; la distancia de seguridad ha de ser de más de 1,5 metros para los alumnos mayores de 6 años; la higiene de manos se sigue recomendando más que nunca y el control de humedad y ventilación se convierten en una de las mayores medidas preventivas -el rango de temperaturas apropiado para la supervivencia del coronavirus es de 13 ºC a 24 ºC-.

La calidad del aire y la ventilación es lo más importante

La transmisión por aerosoles puede ser poco relevante en espacios abiertos, sin embargo, en las aulas y con temperaturas de entre 20 ºC y 22 ºC parecer ser una importante vía de contagio. Gran parte de los casos de transmisión del virus ocurren en ambientes cerrados en los que se inhalan partículas que contienen el virus. Por ello, una posible solución es dar las clases en espacios exteriores.También te puede interesar… La humedad: aliado del COVID-19 y coronavirus

La transmisión aérea del virus bajaría al aire libre y también, la radiación solar disminuiría el tiempo que está el virus activo en una superficie. Aunque si esta medida no es posible por el frío y las bajas temperaturas que se puedan presentar de cara al otoño,es muy recomendable tenerlas ventanas abiertas. Los valores de concentración de CO2 deberían estar por debajo de 800 partes por millón -ppm-.

Si en el aula no se puede ventilar, es necesario realizarlo de manera forzada, con aparatos de ventilación o purificadores de aire HEPA para minimizar el riesgo de transmisión. Cuanto más aire fresco entra en un edificio desde fuera será mejor. El aire exterior diluye los contaminantes presentes en el espacio cerrado. La tasa de intercambio de aire es muy importante, un estudio del 2016 indica que un cambio de aire de nueve veces por hora redujo la transmisión del SARS, MERS y H1N1 en un hospital de Hong Kong.

Fuente: www.tiempo.com

Espacios cerrados, poca ventilación y mucha gente junta: así surgen los brotes de COVID-19

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Cuando todo parecía controlado, un foco de coronavirus surgió en Treinta y Tres. Un enfermo puede generar uno, cuarenta o doscientos casos si se dan las condiciones para que el virus se propague.

Primero fue en Montevideo, luego en Rivera y ahora en Treinta y Tres.
Los brotes de coronavirus son como pequeños focos de fuego que se prenden a la vez. Una persona contagia a muchas, y esas muchas a otras y así el espiral puede ser peligroso si no se controla. No solo hicieron que se dispararan las cifras de contagiados. También demostraron que el virus nunca se fue ni perdió fuerza y que basta con relajarse un poco para que se vuelva a activar.

Una personas que está con la infección por coronavirus, a veces sabe y a veces no y ese es el principal problema para la epidemióloga Silvia Guerra. Es que una persona con coronavirus contagia dos días antes de presentar los síntomas. Así cree que está sana pero no lo está y puede dispersar el virus por la comunidad. 

Desde el momento que hay una persona que stá provocando una cadena de contagio. ¿Cuándo se da un brote? “ Si tu introducís en un sitio cerrado como puede ser un hospital, que no sabe que está enfermo puede perfectamente iniciar una cadena de contactos y eso se transforma en un brote”, agrega.

 “Si no tenemos más remedio que estar en un entorno cerrado hay que evitar, ventilar el ambiente. Abrir las ventanas y tener la conducta de cada una hora abrir 5 minutos la ventana”, agrega.  “Va un poco en la responsabilidad personal, si yo veo un entorno con gente aglomerada, no entro. Tiene que ir a la responsabilidad de nosotros”, sostiene. 

Las cifras de pocos contagios hicieron bajar un poco la guardia en las medidas de prevención. Y surgió el foco en Treinta y Tres.  El presidente Luis Lacalle Pou dijo que retrocedimos varios casilleros. El virus está circulando y no va a desaparecer. Mantener la distancia social, usar tapabocas cuando esa distancia no se puede mantener y ventilar los ambientes es clave para Guerra. El tapabocas, aclara, protege a los demás y nos protege, así que es importante usarlo en lugares cerrados y con poca ventilación. Hay que usarlo bien: cubriendo toda la boca y la nariz y evitar tocarlo.

Fuente:www.elpais.com