La Red de Calor con Biomasa de Aranda de Duero aprovechará la energía sobrante de la fábrica de Michelin

La empresa Rebi, promotora de la Red de Calor de Aranda de Duero, ha llegado a un acuerdo con la compañía Michelin para que el proyecto de biomasa pueda aprovechar el calor sobrante de la central de cogeneración que se encuentra ubicada en la planta industrial de Michelin dedicada a la fabricación de neumáticos. El calor resultante se conducirá a través de la Red de Calor para que pueda ser utilizado en los sistemas de calefacción y agua caliente sanitaria de los vecinos de Aranda de Duero conectados.

En un comunicado de la empresa Rebi, la compañía destaca que este acuerdo de colaboración es un ejemplo de hibridación y aprovechamiento eficiente a gran nivel que solo se puede realizar en ciudades que cuentan con redes de calor urbanas, que permiten la integración de diferentes fuentes de energía térmica.

Según explican, el fin para el que se realiza la conexión a la Red de Calor con Biomasa está relacionado con el aprovechamiento de la capacidad de reserva de producción de vapor saturado en la etapa de baja presión. El calor residual o excedente de producción de una industria pesada en aplicaciones residenciales redunda en un mejor aprovechamiento de los recursos energéticos y el cuidado y respeto del medio ambiente por reducción de emisión de contaminantes.

Situación actual del proyecto de Red de Calor

La Red de Calor de Aranda de Duero avanza según la programación de obra en su desarrollo por la ciudad. Recientemente se han incorporado nuevos clientes a la red de distribución de energía térmica de biomasa en el área del Montecillo y ya suman más de 300.

Paralelamente continúan a buen ritmo las canalizaciones donde la empresa promotora Rebi introduce los tubos preaislados por los que circula agua caliente a 90 grados centígrados.

La compañía Rebi asegura que, con los clientes actualmente contratados, la Red de Calor de Aranda evitará 525 toneladas de emisiones de CO2 a la atmósfera. La empresa pretende llegar a finales de este año a 4.000 toneladas de CO2 evitadas y a superar las 8.000 toneladas a lo largo de 2020.

Nueva vía de captura y mejora para dióxido de carbono

Un equipo de investigación ha desarrollado un nuevo camino electroquímico para transformar CO2 en productos de alto valor añadido como combustible o plásticos. La tecnología podría mejorar significativamente el precio para la captura y reciclaje de carbon, tomándolo directamente del aire.

«Actualmente, es posible capturar CO2 del aire y a través de un número de pasos, transformarlos en productos comerciales», dice el Profesor Ted Sargent quien dirige el equipo de investigación. «El reto está en el consumo de energía para realizar este proceso, ya que eleva el precio y baja el incentivo de uso. Nuestra estrategia aumenta la eficiencia energética en conjunto para evitar algunas de las pérdidas de energía más intensas».

La captura directa de carbono en el aire es una metodología emergente que muchas empresas persiguen para producir plásticos o combustibles, partiendo de carbono ya presente en el aire en lugar de utilizar combustibles fósiles. La compañía canadiense Carbon Engineering, la cual ha construido una planta piloto en Scuamish, B.C., captura CO2 tras forzar aire a través de una disolución líquida alcalina. El CO2 se disuelve en el líquido, formando una sustancia denominada carbonato.

El carbonato disuelto normalmente es negro al contener CO2 gaseoso, con el fin de reciclarlo completamente, se emplea como pilar en pro de formar combustibles y/o plásticos. Una forma de hacer esto posible es añadir sustancias químicas que transforman el carbonato en sales sólidas. Este polvo de sales se calienta posteriormente por encima de 900 ºC para producir CO2 gaseoso en posteriores transformaciones. La energía requerida para este calentamiento conduce a un aumento del coste en los productos resultantes.

El equipo de Ingeniería por parte de la Universidad de Toronto, aplica como método alternativo un electrolizador, un equipo que emplea electricidad para producir una reacción química. Teniendo un uso previo de los electrolizadores para la producción de hidrógeno a partir de agua, se dieron cuenta que pueden emplearlo para transformar carbonatos disueltos en CO2, saltándo el paso intermedio de calentamiento.

«Empleamos una membrana bipolar, un novedoso diseño de electrolizador que es una buena fuente generadora de protones», señala Geonhui Lee, quién junto a un compañero postdoctoral Y. Chris Li, está entre los autores principales de la nueva publicación en ACS Energy Letters, que describe la técnica. «Estos protones son los que necesitamos para transformar el carbonato a CO2 gaseoso».

Su electrolizador también contiene catalizadores de plata que inmediatamente transforma el CO2 produciendo una mezcla de gases conocido como gas de síntesis. El gas de síntesis es fuente de partida para los procesos bien conocidos de Fischer-Tropsch, y que se transforman fácilmente en una gran variedad de productos, incluyendo combustible y precursores de plásticos.

«Este es el primer proceso conocido que puede realizar todas las etapas, desde carbonato a gas de síntesis, en un solo paso», comenta Sargent.

Mientras que muchos tipos de electrolizadores se han estado usando para transformar CO2 en bloques de partida de síntesis química, ninguno de ellos puede lidiar efectivamente con el carbonato. Además, el hecho de disolver CO2 en un líquido para transformarlo en carbonato tan fácilmente es un gran problema para la tecnología existente.

«Una vez que el CO2 se transforma en carbonato, se vuelve inaccesible para los electrolizadores tradicionales», incide Li. «Es parte del motivo por el cual tenemos bajos rendimientos y baja eficiencia. Nuestro sistema es único en lo que consigue un uso del 100% de carbono: no se desperdicia cabono. También se genera gas de síntesis como producto exclusivo de salida, minimizando el coste de purificación del producto».

En el Laboratorio, el equipo ha demostrado la capacidad para transformar carbonato en gas de síntesis con una eficiencia energética promedio del 35%, y el electrolizador se mantiene estable por más de seis días de actuación.

Sargent muestra que se necesitará más trabajo para escalar este proceso a los niveles necesarios de aplicación industrial, pero la prueba de este estudio es la viabilidad de un camino alternativo para la captura directa de carbono en el aire y su utilización.

«Queda un largo recorrido para responder a la pregunta de si será posible usar CO2 directamente del aire de forma comercial y competitiva» replíca. «Es un paso clave para el cierre del ciclo de carbono».

El Museo de Huesca incorpora sensores de luz visible para proteger dos obras de los siglos XI y XVI

La tecnología IoT está adquiriendo más funcionalidades, como muestra el proyecto de investigación que han desarrollado Libelium y el Museo de Huesca, para la preservación del patrimonio histórico-artístico. Este proyecto surge a través de una colaboración para medir las condiciones de conservación de dos importantes obras maestras de tapicería.

Las obras en cuestión son «Tiraz de Cols», una pieza del siglo XI elaborada lujosamente con oro y seda; y el «Tapiz de Roda de Isábena», del siglo XVI. Teniendo en cuenta su antigüedad, ambos tapices deben conservarse en unas condiciones de luz y humedad muy específicas, ya que un exceso de luz provoca una pérdida irreversible de color en el tejido, mientras que la humedad podría hacer que la tela se contraiga y dilate, dañando la imagen.

«Con esta colaboración, Libelium quiere poner su innovación y tecnología al servicio de la conservación del patrimonio aragonés e inspirar a otras entidades culturales a utilizar las posibilidades que ofrece el Internet de las Cosas para una mejor conservación y mejora de las obras de arte», comenta Alicia Asín, cofundador y CEO de Libelium.

Control de las variables

Para obtener unas condiciones adecuadas, el equipo de Libelium instaló su sistema Plug & Sense, situado en la parte trasera de cada pieza. Este sensor de luz visible recopila los datos lumínicos y los envía a Internet a través de una conexión 4G. La información se ve de forma gráfica en una página web donde los curadores del museo pueden monitorizar, en tiempo real, las condiciones de la sala.

El equipo de restauración del museo también puede registrar datos históricos y ver cómo evolucionan los parámetros de medición en diferentes momentos del día, estaciones del año y dependiendo de la alta o baja ocupación de la sala del museo que alberga estas piezas. Con esta información, pueden generar informes para ellos o para el Patrimonio Histórico.

El proyecto ProSAFE desarrolla un sistema de gestión de riesgos ante la exposición de nanopartículas

Dentro del marco del proyecto de investigación ProSAFE, cuyo objetivo es estudiar un nuevo sistema de evaluación y control de la exposición a nanomateriales y otros contaminantes en ambientes industriales y urbanos, el equipo de investigadores del ITC (Instituto de Tecnología Cerámica) y el ITENE (Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística) ha desarrollado un «Sistema Integrado de Gestión de Riesgos» ante la exposición de nanopartículas.

El equipo ha diseñado y desarrollado dispositivos para la monitorización de partículas en el rango de 6-10000 nanómetros (nm) y la comunicación de datos en tiempo real. Se ha creado una base de datos que recoge información sobre la toxicidad, composición química y morfología de nanopartículas y partículas ultrafinas en ambientes industriales y urbanos.

También se ha desarrollado una plataforma online para la gestión de estos dispositivos, la adquisición de datos en tiempo real y su posterior tratamiento para poder utilizarlos como herramientas evaluadoras del riesgo.

Resultados de la investigación

Para realizar la recogida de datos, se llevó a cabo una serie de campañas experimentales en ciertos entornos industriales y urbanos, y se recogieron muestras de partículas mediante captadores gravimétricos y captadores de aerosoles biológicos.

El estudio ha revelado que los valores de concentración de nanopartículas y partículas ultrafinas experimentan aumentos en las franjas horarias de mayor densidad de tráfico y actividad, observándose notables diferencias en la concentración de partículas registradas entre días festivos y laborables.

El aumento de la concentración de nanopartículas, se asocia en parte a la manipulación de algunos nanomateriales, aunque habría que determinar la contribución de diferentes fuentes de emisión.

La investigación ha contado con el apoyo del IVACE (Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial) a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

El aumento global de temperatura atribuible a factores externos

Investigadores de la Universidad de Oxford han confirmado que la actividad antropogénica y otros factores externos son responsables del aumento de la temperatura global. Este hecho ha sido consensuado por la comunidad científica durante mucho tiempo, permaneciendo la incertidumbre sobre como los ciclos naturales del océano estarían influyendo en el calentamiento global durante el paso de múltiples décadas. La respuesta actual es: entre poco y nada.

En un nuevo estudio, publicado en Journal of Climate, los investigadores del Instituto de Cambio Medio Ambiental observaron los registros para la temperatura de océanos y continentes desde 1850. Aparte de los factores producidos por el ser humano como las concentraciones de gases de efecto invernadero, también se tuvieron en cuenta otros hechos como erupciones volcánicas, actividad solar y picos de contaminación del aire. Los resultados mostraron que la actividad lenta de los ciclos del océano no explican los cambios a largo plazo sobre la temperatura global, lo cual incluye las suficientes décadas de calentamiento rápido o lento.

«Ahora se puede decir con certeza que los factores antropogénicos como las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminación particulada, junto con los cambios cada año producidos por fenómenos naturales como las erupciones volcánicas o El Niño, son suficientes para explicar virtualmente todos los cambios a largo plazo en la temperatura», dice el autor del estudio, el Doctor Karsten Haustein. «La idea de que los océanos puedan afectar directamente sobre el clima, de forma fría o cálida, durante múltiples décadas en el pasado, y además lo realice en el futuro, no parece que sea correcto».

El estudio mostró que el calentamiento global que se origina durante el periodo de «calentamiento previo» (1915-1945) también era un factor producido por factores externos. Se estipuló que, en gran medida, estos cambios se debían a la temperatura natural del océano, lo cual es el motivo de incertidumbre de cuanto está influenciado el calentamiento global por factores naturales impredecibles.

«Nuestro estudio mostró que no había hechos ocultos que aumenten de temperatura», señala el co-autor del estudio, el Doctor Friederike Otto. «El cambio de temperatura que observamos se debe a los hechos que conocemos. Esto suena aburrido, pero en algunos casos aburrido resulta muy importante. En este caso, significa que no encontraremos sorpresas cuando estos hechos cambien, como la emisión de gases. La buena noticia, esto significa que cuando la concentración de gases de efecto invernadero disminuye, la temperatura también lo hará como se puede esperar; la mala noticia es que no hay factor que nos salve del aumento de temperatura de antemano, si fallamos en limitar drasticamente la emisión de gases de efecto invernadero».

Puede consultar la publicación completa en el siguiente enlace: https://journals.ametsoc.org/doi/10.1175/JCLI-D-18-0555.1

Emplean hidrógeno para calefacción residencial reduciendo emisiones de CO2

Por primera vez se ha puesto en marcha en una situación real, una caldera doméstica a base de hidrógeno. Este proyecto ha sido desarrollado por BDR Thermea Group, grupo al que pertenece la marca Baxi. Esta caldera utiliza hidrógeno puro que ha sido producido por energía eólica o solar sin liberar CO2.

Se trata de la primera vez en la que se ha aplicado en una situación de vida real el uso de hidrógeno puro para alimentar una caldera de condensación de alta eficiencia para calentar el sistema de calefacción central de un edificio residencial.

Desarrollo paneuropeo de la tecnología

La caldera ha sido desarrollada por el centro de competencia de Investigación y Desarrollo (I&D) de BDR Thermea Group. Después del primer piloto en Rozenburg, Países Bajos, que está siendo llevado a cabo por la filial holandesa del Grupo, se está realizando una prueba de campo a mayor escala en el Reino Unido, donde se instalarán más de 400 calderas de hidrógeno en los próximos dos años.

El objetivo es explorar nuevas oportunidades para proyectos en otros países europeos como parte del desarrollo más amplio y paneuropeo de esta tecnología.

El principio de funcionamiento de la caldera de hidrógeno es el mismo que el de una caldera que funciona con gas natural, explica Peter Snel, director de tecnología de BDR Thermea Group, quien ha manifestado que en el futuro se podrán intercambiar calderas de gas convencionales por calderas de hidrógeno de forma similar. Para ello, el suministro de hidrógeno deberá estar disponible a través de las tuberías de gas natural.

Piloto en Rozenburg

El proyecto holandés en Rozenburg es una iniciativa conjunta con el operador de red Stedin, el municipio de Rotterdam y la cooperativa de vivienda Ressort Wonen. Está previsto que la caldera de hidrógeno se instale en una sala de calderas junto con una caldera de gas natural convencional existente que garantizará que los residentes tengan suficiente calor y agua caliente en todo momento.

Stedin está utilizando una tubería regular existente para suministrar hidrógeno, lo que demuestra que la red de gas existente es adecuada para transportar hidrógeno. En este proyecto, Stedin y sus socios están considerando la totalidad de la cadena del futuro: la producción, distribución y conversión de hidrógeno, con el objetivo final de proporcionar confort con cero carbono.

Polvo peligroso: qué es la sílice y cómo evitarla

Los propietarios de negocios deben tomar responsabilidades para la salud de sus trabajadores. La sílice en polvo es un factor invisible que puede ocasionar riesgos significativos para la salud, así que es importante divulgar este problema. Hablaremos de que es el polvo de sílice y que tipo de daño produce.

¿Qué es la sílice?

La sílice es una sustancia química encontrada en la mayoría de las rocas, arena y arcilla. Por ejemplo, la arenisca contiene más de un 70% de sílica, mientras que el granito puede contener entre 15-30%. La sílice también se puede encontrar en material para la construcción como ladrillos, azulejos, cemento y hormigón. Este es el motivo por el cual muchas empresas de manufactura, construcción y logística forcejean polvo de sílice.

¿Cómo se crea el polvo de sílice?

El polvo de sílice se genera desde materiales que contienen sílice mediante durante muchas tareas en construcción. Estas incluyen corte, perforación y pulido. Se crea cierto polvo, conocido como sílice cristalina (RCS), muy fina para ver con iluminación convencional.

Los trabajadores en riesgo tanto como el negocio

Porque el polvo de sílice es tan fino, es difícil de observar y no daña el equipamiento necesariamente. Como resultado, puede ser fácil cometer una negligencia a la hora de quitarlo. Sin embargo, la exposición prolongada al polvo de sílice puede ser un riesgo serio según como llegue de profundidad en los pulmones de los trabajadores. El polvo de sílice, principalmente, es un problema para la salud y seguridad. Los trabajadores enfermos llegan a presentar la baja por salud, lo que afecta a los niveles de productividad y resultados finales de la empresa.

Los riesgos para la salud asociados a la exposición al polvo de sílice

Silicosis

La silicosis es una enfermedad pulmonar originada por un aumento de las partículas respiradas por las partículas de polvo de sílice en los pulmones. Este aumento causa reacción inflamatoria y conduce a un daño pulmonar, cicatrices y, en algunos casos, minusvalías o incluso la muerte.

Cáncer pulmonar y de diversos tipos

Más de 100 estudios, hasta la fecha, han mostrado que hay pruebas irrefutables y consistentes que la exposición al polvo de sílice incrementa el riesgo de cáncer pulmonar. De a cuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el cáncer de pulmón es la causa más común de fallecimiento por cáncer a nivel mundial.

Otras enfermedades respiratorias

El polvo de sílice puede causar enfermedades crónicas por obstrucción pulmonar (COPD) y daño en las funciones pulmonares, lo cual afecta a los trabajadores. Diagnosticándose frecuentemente con enfisema o bronquitis crónica.

Enfermedades renales y autoinmunes

De acuerdo con el legislador estadounidense de OSHA:«también hay pruebas que sugieren que la inhalación de polvo de sílice aumenta el riesgo de artritis reumatoide y otras enfermedades autoinmunes. De hecho, se ha postulado un mecanísmo autoinmune para algunas enfermedades renales asociadas a la sílice».

¿Qué se puede hacer para el crecimiento de polvo de sílice en el puesto de trabajo?

Es importante que todos los propietarios de negocios tomen responsabilidades para la salud y seguridad de sus trabajadores. La exposición al polvo de sílice es particularmente más importante cuando el riesgo es tan elevado.

Empleando agua y métodos húmedos de trabajo puede ayudar para mantener el polvo de sílice fuera del aire, ya que el polvo se mantiene en superficies húmedas. Es importante asegurar que el equipamiento y zonas de trabajo adectadas se limpien con manguera, o sistemas de limpieza a vacio con un filtro de aire particulado de alta eficiencia (HEPA) para protejer trabajadores próximos a la exposición de polvo. Sin embargo, no se tiene que barrer en seco o usar aire comprimido para soplar el polvo, ya que el polvo de sílice se puede dispersar más lejos gracias al aire.

El polvo no puede evitarse, pero debe ser controlado. A lo que respecta al polvo de sílice, la salud de los trabajadores es un pilar fundamental. En general, cuanto más te espones, mayor es el riesgo para la salud.

Epidemiología: medidas para un aire más limpio

Se han introducido muchas medidas a nivel global con el objetivo de reducir la contaminación del aire en exteriores y directamente mejorar la salud pública. Dichos esfuerzos incluyen, por ejemplo, la regulación de emisiones industriales, el establecimiento de zonas con baja emisión y un subsidio para el transporte público, tanto como límites en el uso de madera y carbón para calentar viviendas particulares. La relación entre estas acciones y la mejora de la calidad del aire y salud, parece obvia pero, en realidad es muy difícil cuantificar sus efectos. «En parte es un reto poder evaluar la introducción de medidas en las zonas de baja emisión», dice Jacob Burns del Instituto para Interpretación de Datos Médicos (IBE) en la Escuela de Salud Pública Pettenkofer en LMU.

Los efectos negativos de la contaminación del aire sobre la salud pública estan ligados a problemas cardiovasculares y enfermedades respiratorias, entre otras, de forma bien detallada. Pero cuando las medidas diseñadas para mejorar la calidad del aire en exteriores en realidad disminuyen la concentración de los contaminantes presentes, y limita sus efectos sobre la salud pública, está menos estudiada. «Es importante recordar cuántos factores influyen tanto en la calidad del aire y las importantes condiciones de salud» señala Burns. «Los niveles de consumo de energía en la industria, transporte y viviendas particulares, juegan un papel importante en los niveles de contaminación del aire, tanto como el clima», señala adicionalmente. Y respecto a la salud, el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, por citar un ejemplo, no solo se ve afectado por otros contaminantes que respiramos, si no por factores genéticos, físicos y riesgo social. «Esto pone de relieve cuan difícil puede ser relacionar cambios en la concentración de contaminantes en el aire, número de individuos ingresados en hospitales, o promedio de mortalidad para cada parámetro medido».

Estas dificultades se ven reflejadas en la nueva publicación en la Biblioteca Cochrane. Cochrane es una red de más de 13000 investigadores, los cuales tienen el objetivo principal de mejorar la calidad del conocimiento científico como base de decisiones legislativas referentes a la salud humana. Los autores de este novedoso estudio, dirigido por el grupo de investigación de la Profesora Eva Rehfuess desde IBE en la Escuela de Salud Pública Pettenkofer, proporcionando la primera publicación sistemática con el objetivo de indentificar y evaluar de forma crítica todos los estudios que evaluan el impacto de las medidas que mejoren la calidad del aire. El estudio considera 38 medidas específicas, desde aquellas que limitan el tráfico, a legislación de emisiones industriales y oportunidades para sistemas de calefacción de viviendas más limpios y eficientes.

«En gran parte, los estudios que se publican muestran tanto efectos positivos como poco claros. Pero estos estudios distan tanto entre sí que no podemos, con certeza, llegar a conclusiones sobre dichos trabajos y que es lo que no funciona» explica Burns. Los epidemiologistas de LMU enfatizan, sin embargo, que este no es un argumento contra dichas actuaciones. De hecho, los autores anotan de forma explícita que «es importante enfatizar que la falta de pruebas de asociación no es igual a la prueba por no asociación». Para ellos, el mensaje más importante es que «los métodos de evaluación en este área deben mejorarse, de forma que la toma de decisiones tenga una base sólida de la cual partir en el momento de tomar decisiones legislativas» explica Rehfuess.

En este estudio, los investigadores de LMU realiza un número específico de consejos — en particular con respecto al diseño de estudios futuros en este area, algunas de las cuales afectan a la legislación. «Actualmente», indica Rehfuess, «muchos estudios se realizan retrospectivamente. Idealmente, la evaluación puede incorporarse en el planteamiento e introducción de las medidas»

Puede consultar la publicación completa en el siguiente enlace: https://www.cochranelibrary.com/cdsr/doi/10.1002/14651858.CD010919.pub2/full

Elisabet Silvestre: «El aire en casa está más contaminado que en la calle».

En una entrevista proporcionada al medio El correo del sol; Elisabet Sisvestre, bióloga, experta en bioconstrucción y autora de Vivir sin tóxicos, informa de las formas para reducir la gran carga tóxica que hay en los hogares y disminuyen la salud.

Elisabet Silvestre es bióloga y experta en Bioconstrucción. Estaba investigando en Genética cuando empezó a interesarse por las enfermedades cuya causa podía ser ambiental. «Cuando veíamos que una enfermedad no era genética, pensábamos que tendría una parte ambiental importante, pero no sabíamos más, así que, una vez que acabé la tesis doctoral, comencé a investigar en ese campo». Su inquietud científica la llevó a plantearse qué pasaba con el medio ambiente y cómo afectaba a la salud de las personas. Lo que inició como una afición se ha convertido en una nueva vía profesional, y hoy en día es una de las grandes especialistas en biohabitabilidad y salud ambiental del país. Fruto de esa dedicación es el libro Vivir sin tóxicos (RBA), un excelente manual de consulta donde hace un repaso exhaustivo por todos los ámbitos de la vida cotidiana en los que nos exponemos a compuestos tóxicos que pueden enfermarnos sin saberlo. Con esta obra, aprendemos a detectarlos y a conocer su potencial dañino para la biología humana, y también las soluciones y alternativas para minimizarlos en el día a día y mantener la salud.

Aseguras que el progreso no nos está saliendo gratis, ¿cuál es la cara oculta?

No somos conscientes de la factura real que pagamos y, sobre todo, la que pagarán nuestros hijos por todo este «bienestar» que hemos generado. Los científicos hablan de una pandemia silenciosa. Hay toda una serie de factores ambientales que decimos que son tóxicos porque la ciencia nos lo está indicando. No son visibles, la gente no tiene esta percepción de que está viviendo rodeada de compuestos perjudiciales para la salud y, por eso, está sobreexpuesta, no se hace nada para evitarla. Sin embargo, son muchas dosis cada día. 

¿Con cuántas sustancias químicas sintéticas convivimos? 

Hay quien las cifra en 120.000, otros en 150.000. Es un «pool» enorme. De algunas conocemos los efectos en la salud porque se han estudiado a nivel individual y se ha visto cómo actúan en el organismo. Pero de lo que no se sabe absolutamente nada es del «efecto cóctel», el efecto de sinergia entre ellas, porque nosotros no estamos expuestos a una sola sustancia; vivimos en un ambiente en el que hay muchas. La problemática real que se nos escapa es cómo actúan entre ellas y en combinación con otros factores, porque el cuerpo está expuesto también a radiaciones, etc. 

Una información que aportas es que el aire que respiramos dentro de casa puede estar entre 2 y 10 veces más contaminado que el aire de la calle en la ciudad. ¿Cómo es posible?

Estos son unos estudios que ha hecho la EPA, la agencia americana que vela por la salud ambiental. Analizaron el aire de domicilios de personas normales y dieron estos valores. De alguna manera, tenemos claro que la contaminación es externa, que la polución se debe al tráfico rodado, a las industrias, etc. La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha clasificado el aire del exterior como posible cancerígeno. Pero, en cambio, tenemos la noción de que, de puertas para adentro, estamos seguros. Pues esos estudios de la EPA pusieron de manifiesto que el aire interior puede estar más contaminado que el exterior. Y piensas: ¿y cómo entra esa contaminación en casa?, ¿de dónde viene si fuera está menos contaminado? Pero hay que ver cómo pintas la casa, qué muebles o alfombras pones, qué detergentes usas, si utilizas o no ambientadores y de qué tipo… Porque cada día limpias la casa y vas poniendo toda una serie de sustancias químicas en el interior. Nuestros hábitos de vida conducen a que introduzcamos sustancias que acaban siendo un enemigo invisible, porque no se ven, no se tocan y a veces ni se huelen

¿Por dónde empezamos para mejorar la calidad del aire en casa?

Primero, ventilar. Las ventilación es muy importante. Deberíamos volver a los hábitos más sanos de ventilar las casas 15 o 20 minutos al día, dependiendo de si es verano o invierno, pero debe haber una buena renovación del aire y de forma habitual. En segundo lugar, intentar no introducir sustancias que sabemos que pueden bajar esa calidad ambiental.

«Limpiamos nuestras casas ensuciándolas con productos químicos», dices en tu libro. ¿Qué deberíamos evitar y qué alternativas tenemos?

Esta es una paradoja muy interesante. Hemos aprendido a hacer una asepsia de prácticamente todo: el cuarto de baño, la cocina… pero no vemos que con esta limpieza acabamos con las bacterias al tiempo que ensuciamos el hogar con sustancias químicas. Ponemos pocas dosis, pero cada día volvemos a usar los mismos productos y eso representa una exposición continuada aunque sea a dosis bajas, porque limpiamos diariamente o varias veces a la semana. El salfumán, el amoniaco, la lejía… están omnipresentes en muchos hogares; y toda una serie de productos: los que quitan la cal, para abrillantar muebles o los cristales… Se ha mejorado en las formulaciones, sobre todo a nivel medioambiental, pues tienen menos fosfatos para dañar menos las aguas, pero llevan toda una serie de sustancias que, cuando vaporizamos, las inhalamos y pasan al interior del organismo, o incluso cuando las aplicamos al suelo, acaban pasando al aire.

Si leemos las etiquetas tampoco sabemos qué estamos usando. ¿Algún truco para saber qué usar y qué no?

En el libro digo que conocer muchas sustancias es muy complicado. No hay por qué aprender todos los nombres químicos. Lo más sencillo y práctico, y lo menos costoso para el bolsillo, es usar los productos que tenemos en la despensa para limpiar la casa: vinagre blanco, bicarbonato, limón y jabón neutro. Podemos hacer nuestros limpiadores de manera fácil. Y a quien le gusten los detergentes, actualmente hay muchas líneas con sellos ecológicos. Hay que buscar productos que realmente nos certifiquen que no incorporan ninguna de estas sustancias que pueden hacer que el cuerpo se sensibilice. De hecho, hay empresas especializadas. Jabones Beltrán, por ejemplo, además de los limpiadores ecológicos, tienen un jabón especial para personas con sensibilidad química múltiple. Son más fáciles de encontrar que antes. 

Recomiéndanos dos o tres plantas que limpien el aire.

Los potos, las diffenbachias, los ficus… son plantas muy buenas filtradoras, limpiadoras y purificadoras del aire. Dos o tres plantas en un ambiente de 10 o 15 metros cuadrados es suficiente. Además, cada planta está especializada en una sustancia química. La NASA analizó cómo cada especie capta más unos tóxicos que otros. Con un poco de variedad, tendríamos más efectos.

Sobre la cosmética y los productos de higiene convencionales, das un dato escalofriante: la mujer que se maquille habitualmente da entrada en su organismo a 2 kilos de productos sintéticos al año.

Ese estudio a mí me sorprendió muchísimo. Y también los que se han hecho sobre los metales pesados que puede ingerir una mujer que se pinta los labios, porque durante todo el día se van haciendo aplicaciones. Los miligramos de ingesta de tóxicos pueden ser de mercurio o de plomo, que no deberían estar en un pintalabios. Si a una mujer le gusta ir pintada, no hay problema. Actualmente tenemos la suerte de disponer de una gran gama de productos cosméticos ecológicos certificados, y puedes estar muy tranquila de usar todo lo que necesitas y con la garantía de que no te pondrás tóxicos. Y deberíamos ser muy cuidadosos con los productos que usamos con los niños. Si bien el sistema de reparación de los adultos puede enfrentar mejor toda esta agresión ambiental, a los niños les afecta mucho más.

¿Ftalatos y parabenes son dos bestias negras en el mundo de la cosmética convencional? ¿Por qué se usan?

Los ftatalatos actúan como plastificantes, para todos los envases de plásticos, y los parabenes son conservantes, para que una crema que abres hoy continúe estando bien de aquí a dos meses. Son sustancias que, cuando entran dentro del cuerpo, actúan mimetizando nuestras hormonas y desregulan nuestro sistema hormonal; pueden amplificar o reducir la acción de las hormonas. Es lo que conocemos como disruptores hormonales y, en dosis muy pequeñas, los estudios científicos muestran una relación con problemas metabólicos; por ejemplo, el aumento de la obesidad, de la diabetes, en problemas de baja infertilidad, malformaciones en los niños a nivel genital, la criptorquidia –el descenso incompleto de los testículos–, cambios en la edad de la aparición de la primera regla en las niñas, que cada vez es más baja, y también se asocia mucho con la incidencia más alta de cáncer en hormonodependientes, cáncer de próstata, de mama, de vejiga. Hay un incremento asociado una vez más a esta exposición tóxica silenciosa.

Con las cremas solares también debemos tener muchas precauciones, pero hay un debate en ese sentido.

Primero nos dicen: «Tomad el sol porque es muy bueno y no pasa nada». Después, «cuidado, que incrementa el melanoma», y entonces nos embadurnamos de crema porque eso nos protege. Pero, a la vez, incrementamos el tiempo de exposición porque no tenemos la sensación de quemarnos. A más tiempo al sol, nos ponemos más crema en el cuerpo. Muchos de estos protectores llevan una sustancia, la oxibenzona, que actúa como disruptora hormonal. Y, por otro lado, estas cremas filtran los rayos ultravioleta de onda más corta, que son los que nos ayudan a producir vitamina D. Se ha comprobado que han bajado mucho los niveles de vitamina D en la población. Y eso es un problema porque es necesaria y está en relación con muchos de nuestros sistemas. Con una buena dosis de vitamina D estamos más contentos, porque incide en el sistema anímico, el inmunológico, y actúa en todo el sistema del calcio, contra la osteoporosis. También se ha demostrado que la deficiencia de vitamina D hace que pierdan efectividad los tratamientos contra el cáncer. Por lo tanto, el sol es muy importante y, con una exposición de 20 minutos al día, no te quemarás.

Entre el gran repaso que haces por el hogar, el de la ropa es un apartado importante. ¿Ni siquiera la ropa de fibras naturales como el algodón o el lino es inocua?

Lo que sí que notamos, entre la ropa sintética y el algodón, lino o seda, es que el confort es muy diferente. No tienes electricidad estática, el cuerpo transpira y eso te hace sentir más cómodo. Solo con esto, mejor comprar ropa de tejidos naturales. Pero si se analizan más en profundidad, si un algodón está tratado con pesticidas en el cultivo, o durante su proceso ha incorporado procesos de teñido, que llevan sustancias que son nocivas, por ejemplo, una persona que tenga sensibilidad química multiple lo notará. Que sea de algodón no garantiza que durante su proceso de tratamiento no haya incorporado en algún momento sustancias que puedan ser tóxicas. Sin embargo, en un algodón orgánico no se usan pesticidas ni productos que incorporan esa carga tóxica. En la ropa interior habría que ser más cuidadoso, y con la que está más en contacto con la piel, como, por ejemplo, la ropa de cama.

En la alimentación, sí que conocemos las bondades de los alimentos ecológicos en comparación con los de la agricultura convencional. ¿Qué otros aspectos solemos ignorar?

Aquí se ha difundido mucho la dieta mediterránea, se nos ha educado mucho en comer mucha fruta y verdura. Pero nos falta un segundo paso, porque la alimentación ecológica está muy difundida en un determinado sector, pero todavía le falta que sea más popular. Sabemos por los estudios del problema de los pesticidas y otros sintéticos en la agricultura convencional, así que si comemos más fruta y verdura estamos seguramente añadiendo al cuerpo más dosis de esas sustancias tan nocivas. Una dieta de tendencia más vegetariana tiene toda una serie de propiedades favorables para el organismo, pero además debe ser de calidad y eso pasa por las garantías de que sea ecológica.  O bien, como yo digo, haz tu propio huerto y cultiva tus propios alimentos. Pero también podemos destruir estas propiedades con los sistemas de cocción que usemos, con temperaturas muy altas, los fritos deberíamos evitarlos, porque con esos procesos de cocción estamos generando componentes perjudiciales. 

Clasificas los alimentos en regeneradores, generadores y degeneradores. ¿Nos explicas cada uno de estos tipos?

La gente habla mucho de dieta: soy vegetariano, vegano, macrobiótico…  Pero, por ejemplo, el arroz, es buenísimo, es muy regenerador si es integral, y si es ecológico, aún mejor, pero un arroz cuando ya no es integral, ha perdido todas las propiedades más regeneradoras. Lo mismo con un cereal o una legumbre, dependiendo de en qué proceso está, puede ser más regenerador o puede haber perdido estas propiedades.

Hay un lugar en la casa en el tú personalmente focalizas tus esfuerzos para que esté libre de contaminación tóxica y es el dormitorio. ¿Qué recomiendas para un buen descanso?

Deberíamos mirarlo como la idea que tenemos de un balneario, el lugar donde vamos a recuperarnos, a regenerarnos, a equilibrar todo el organismo. Es un espacio donde pasamos 8 horas al día. Es el momento de toda la jornda donde el organismo pone en marcha todos los mecanismos de equilibrio, de reparación celular, el sistema de la glándula pineal, de la melatonina. Hemos de cuidar que no haya ningún factor ambiental que pueda interferir en todos estos procesos. Sabemos que la glándula pineal funciona bien cuando no hay luz, por tanto, uno de los aspectos más importantes es dormir sin que haya contaminación lumínica, sin luz que nos entre de la calle ni la de casa encendida. 

¿Mejor dormir en total oscuridad?

Sí. A los niños que tienen miedo se les pone una lucecita por la noche y eso hace que la información que les damos al cerebro es como si fuera de día y cuesta más tener un sueño reparador. Deberíamos poner luces en el dormitorio que den información al cerebro de que el espectro electromagnético emitido es el mismo que el del sol al anochecer, cuando dominan las frecuencias del rojo. Por tanto, si pones una lucecita, que sea de una intensidad muy baja y que la frecuencia sea la del rojo. Por la noche encendemos luces artificiales, con dominancia de los azules, y eso hace que nuestros biorritmos se desregulen. La  temperatura también es otro tema importante. Es mejor una temperatura más baja y dormir con un buen edredón. 

¿Y la posición de la cama?

Más que la posición, hay que controlar los campos electromagnéticos. Sería lo que llamamos la higiene energética. Eso quiere decir que, los cables de las instalaciones eléctricas, los que están cerca cabecera de la cama, deben ir en tubos apantallados o bien se ponen desconectares eléctricos automáticos. Con eso tu organismo ya no está afectado. Y equipos como radiodespertadores electrónicos, el móvil enchufado… Todo lo que es tecnología que emite campos electromagnéticos, lo más alejados del organismo. Y apagaremos el wifi por la noche. Estas son las radiaciones artificiales y luego están las naturales, y en ese sentido sí que hay que poner la cama en una zona en que no haya una incidencia alta de este tipo de radiaciones, que es lo que llamamos zonas estables a nivel de la radiación de la tierra.

La bioconstrucción va ganando terreno poco a poco gracias a trabajos de divulgación como el tuyo o el de Mariano Bueno. ¿Crees que dentro de poco será impensable construir una casa sin seguir criterios de una construcción saludable para las personas?

No sé cuánto tiempo tardaremos en hacer casas con características de una salud más integral, pero es la única vía. La bioconstrucción coge el patrón del ser vivo en relación al de la naturaleza: qué valores tenemos en la naturaleza e intentar aplicarlos al interior de los espacios, y minimizar al máximo todos los tóxicos, tanto físicos como químicos y biológicos. La palabra alemana es «baubiologie», que significa «biología de la construcción». Ha habido un avance muy importante. Esos pioneros empezaron hace 25 años a divulgar todos estos temas aquí, pero ahora están más extendidos. En la Universidad de Lleida se está haciendo el primer máster en bioconstruccion del Estado, se ha creado el IBE, Instituto Español de Baubiologie, que lo lidera Petra Jebens, una arquitecta alemana que lleva afincada aquí muchos años y que está haciendo una gran labor. Otra cosa que veo como muy importante es que la bioconstrucción, o rehabilitar o reformar casa con criterios ecológicos, comienza a ser como la receta que te hace el médico en determinadas patologías: cuando tienes una sensibilidad química, más que darte un medicamento, la receta es control ambiental. Es la única vía para remitir esa exposición habitual, hacer casas más saludables.

Fuente original: https://elcorreodelsol.com/articulo/elisabet-silvestre-nos-explica-como-vivir-sin-toxicos-y-ganar-salud

Terrazas 100% reciclables que purifican el aire y reducen la contaminación

En el marco de su compromiso con la sostenibilidad, la firma Mahou San Miguel, lanza al mercado, por segundo año, terrazas 100% reciclables fabricadas con hasta un 20% de materiales reciclados, de las que disfrutarán en 2019 el 60% de sus clientes en España.

La compañía tiene previsto incrementar el número de parasoles ECO en todo el país, cuyo beneficio para el medio ambiente equivaldrá al de un bosque de 32.000 árboles. Así, un 56% de los parasoles instalados en locales hosteleros de España por parte de la cervecera, serán capaces de purificar el aire y reducir los niveles de sustancias nocivas gracias a la nanotecnología de su tejido.

La compañía propiciará, además, la retirada de los materiales deteriorados de las terrazas para su reciclado, cerrando así el círculo del modelo economía circular. De igual modo, el porcentaje de terrazas con mobiliario sostenible instalados por Mahou San Miguel alcanzará el 60% del total en España. La primera fase de este proyecto se inició en 2018 en locales hosteleros de varias ciudades, y en esta segunda fase la firma pretende superar en número a los parasoles que no cuenten con esta tecnología aplicada.